Arnau Pons y Antoni Garau, este viernes en el Centre Internacional de Fotografia Toni Catany. | M. À. Cañellas

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El escritor Arnau Pons posó para Toni Catany y Humberto Rivas, dos nombres clave de la fotografía de finales del siglo XX. A raíz de la experiencia como modelo, el ensayista pronunció ayer una conferencia en el Centre Internacional de Fotografia Toni Catany de Llucmajor, en la que habló de su relación de amistad con ambos artistas.

La charla tuvo lugar a propósito de la exposición Humberto Rivas - Toni Catany, màscares del temps, que puede verse en la entidad de Llucmajor hasta el 30 de junio, y que reúne 80 fotografías de Rivas y 30 de Catany, con imágenes en diálogo y confrontadas de ambos creadores, que ponen en evidencia vínculos entre los dos artistas, desde el punto de vista tanto formal como temático, como el paso del tiempo y la memoria.

«Antoni Garau, director del Centre Internacional Toni Catany, sabía que yo era amigo de los dos fotógrafos y que había posado para ellos», explicó Pons, quien relató que «la exposición recoge un tríptico con los retratos que me hizo Humberto y que forma parte de la serie sobre crucifixiones laicas, aunque una de las fotos podría ser más bien una resurrección que una crucifixión».

Voyerismo

De Catany, el poeta y ensayista de Felanitx, que acaba de publicar Artaud, cruz entre dos rostros (editorial H&O), comentó «la existencia de varias fotografías inéditas, en las que jugaba a un cierto voyerismo, siendo capaz durante toda la sesión de alternar su presencia y su ausencia, moviéndose libremente e interactuando con los retratados».

Pons asumió que «me es imposible ser objetivo al valorar la fotografía de Catany y Rivas, porque era muy amigo de los dos, pero creo que la obra de Toni, capaz de desarrollar temas diversos, forma parte de un bagaje cultural muy sólido, era un gran profesional de la fotografía y sabía perfectamente lo que funcionaba para obtener una buena fotografía», y añadió que «se convirtió en uno de los fotógrafos más importantes del Mediterráneo».

Por otra parte, Pons confesó que «la obra de Rivas era diferente, pero había puntos en común con la del mallorquín», y precisó que «es una obra cargada de ironía y melancolía, cada vez más evidente con la edad, y ese aspecto nostálgico me llegaba muy profundamente». El escritor concluyó que «ni uno ni el otro formaban parte de una corriente determinada, pero los dos lograron obras muy personales y conectadas con la de    otros fotografos universales». Actualmente, el Centre Internacional Catany expone las exposiciones Lartigue - Kertész, un pas al costat y Toni Catany, retrats i ceràmiques de Miquel Barceló, además de Màscares del temps, de Rivas y Catany.