TW
0

Gaza. Solo la presidenta del Congreso de los Diputados, Francina Armengol, se atrevió a decir Gaza en la triada de discursos inaugurales de la reunión que se celebra en Palma. Y no una vez. En una aprovechó para señalar a la población civil y precisar que «en Gaza se vive con horror». Ya se sabe que hay que hacer ejercicios geoestrategicolingüísticos para referirse a lo que ocurre ahí. Tal que el presidente del Senado, Pedro Rollán, que aludió a la «escalada de la tensión en Oriente Medio derivada del brutal ataque de Hamás». Diferente es la voz Ucrania. La presidenta del Congreso, el presidente del Senado y el Rey sí se refirieron a Ucrania. Esa es una guerra europea. Felipe VI precisó que «no todos los conflictos son europeos, pero todos los conflictos interpelan nuestra conciencia como europeos». Y eso es claro, aunque parezca que no. En una monarquía parlamentaria, el Gobierno sabe lo que va a decir el Rey. Y más en una reunión de Parlamentos. Y hasta aquí, la parte política. Lo que toca en esta crónica es aludir al marco. Dibujar el escenario que, sin duda, estuvo pasado por agua. Lo de los controles policiales –se han movilizado 800 agentes y hace más de dos meses que se empezó a montar el operativo correspondiente– es menos novedoso pero llama la atención. La de ayer no es la primera cumbre que se celebra en Mallorca aunque ésta sea a propuesta de la presidenta del Congreso. Todo empezó con el recepción de asistentes y autoridades. Ahí es donde tuvieron su papel quienes representan a las instituciones de las Islas. El protocolo no les otorga más que uno representativo. Tanto la presidenta balear, Marga Prohens, como el presidente del Parlament, Gabriel Le Senne, dejaron constancia en la red X de su presencia. Y también Llorenç Galmés, presidente del Consell (Rollán pronunció «Consel»). Es muy posible que la de este lunes fuera la última cumbre del eurodiputado Bauzá. Y fue la primera del hace pocas semanas presidente de la Asamblea de Portugal, José Pedro Aguiar-Branco, que el jueves tendrá en Lisboa su propio acto, los 50 años de la Revolución de los Claveles. Han estado representados 50 parlamentos. Si este martes acompañara el tiempo, y saliera el sol, igual lograba Armengol darse un paseo entre puestos de libros y rosas, igual que ayer algunos participantes cruzaron hasta la Seu. De momento, el programa extraoficial mantiene una lectura del Quijote –de un párrafo en que se alude a la libertad– en el Palau March. Libros y palabras, los nombres que se citan y los que no. La Europa de las elipsis.