Foto de familia del Rey con los presidentes parlamentarios. | Jaume Morey

TW
32

El rey Felipe VI ha pedido reflexionar, tras la invasión de Ucrania, sobre los valores fundacionales de la democracia, al reconocer que «hoy la historia devuelve la peor de sus caras», porque «la guerra ha vuelto de nuevo a las puertas de Europa». Así lo ha hecho durante su discurso de inauguración de la Conferencia de Presidentes de Parlamentos de la Unión Europea, que se celebra este lunes y martes en el Palacio de la Almudaina, en Palma.

Al inicio de su intervención, el Rey ha dado la bienvenida a todos los asistentes, destacando el «honor» de inaugurar esta Conferencia con la que finalizan las reuniones de la dimensión parlamentaria de la presidencia española de la Unión Europea. También ha recordado el «placer y honor» que supuso hacerlo en la primera sesión, celebrada en su caso en el Claustro de la Real Colegiata de San Isidoro de León, mismo lugar donde en 1188 se celebraron las primeras Cortes históricamente documentadas. «Los Decretos de León, que acreditaban la presencia del pueblo en la toma de decisiones, fueron reconocidos por la Unesco como el testimonio documental más antiguo del sistema parlamentario europeo», ha expresado el Rey.

Sobre aquellas primeras Cortes, ha rememorado que, «entre aquellos muros, nació una nueva forma de gobernar que, tras tantas vicisitudes, evoluciones y luchas» ha llegado hasta la actualidad «como parte sustancial» de las «modernas democracias». «La transformación que esto supuso en las sociedades medievales fue considerable, porque su significado trascendió aquel compromiso, convirtiéndose en uno de los mayores legados de nuestra historia», ha continuado. Del mismo modo, el monarca se ha referido al «contexto bélico y de desigualdad estructural» de aquel momento en que nacían los parlamentos, resaltando que se «optó por negociar los intereses en conflicto y buscar un cierto equilibrio de poder, sin recurrir al uso de la fuerza y limitando la arbitrariedad». «Basada en la premisa democrática, aquella decisión buscaba convertir desacuerdos sobre asuntos de Estado en acuerdos pacíficos que beneficiaran a todos», ha valorado. Y con ese «valioso legado», ha continuado Felipe VI, se ha llegado hasta aquí, «con un sistema parlamentario consolidado en cada una de las Constituciones modernas occidentales».

Seguidamente, ha reflexionado que «recordar la historia, aprender de sus lecciones y reivindicarlas, ayuda a construir un mundo mejor». Con todo, ha opinado que se debe reconocer que, en la actualidad, «la historia devuelve lo peor de sus caras». «La guerra ha vuelto de nuevo a las puertas de Europa. La invasión de Ucrania nos exige reflexionar de nuevo sobre los valores fundacionales de la democracia, nuestra idea de democracia compartida», ha indicado el Rey. Por ello, ha subrayado los valores en los que se asienta la Unión Europea --«la paz, la democracia, la libertad, la igualdad, el Estado de Derecho y el respeto a los Derechos Humanos»-- y también «la unión de todos los pueblos europeos en torno a unos valores compartidos» como la «nítida seña de identidad de una Europa que, a pesar de todas las dificultades e incluso de las frustraciones coyunturales, demuestra su fortaleza precisamente cuando se enfrenta a las adversidades».

Noticias relacionadas

«Europa supo pasar de una historia de guerras a ser hoy el mayor ejemplo de integración regional con la creación de la Unión Europea. Y hoy, de nuevo, la respuesta europea frente a la guerra de Ucrania ha sido un ejemplo de unidad y de solidaridad», ha agregado el monarca. También ha matizado que no todos los conflictos son europeos, pero sí interpelan a la conciencia como europeos, y ha dicho observar «con enorme preocupación el agravamiento de los conflictos en Oriente Medio, la crisis humanitaria y de seguridad que genera, así como los riesgos de escalada bélica regional con graves consecuencias globales».

El rey Felipe se ha referido, además, al «deterioro de la situación social, política y de seguridad en amplias regiones de África (espacialmente en el Sahel), o también las crisis migratorias, tanto en el Mediterráneo como en el continente americano, y las tragedias humanas o crisis sociales y económicas que producen». «Son un reto para la democracia, pero también para la estabilidad y el desarrollo de amplias regiones del mundo. Y recordamos que Europa, con voluntad, autoridad y humildad, es y debe ser un referente moral, además de un actor geopolítico fuerte, autónomo y abierto a la cooperación internacional», ha resaltado.

Del mismo modo, ha enfatizado el hecho de que, «con una importante influencia de España», se han entablado «profundos lazos de amistad, de interés mutuo y de compatibilidad con la región iberoamericana a lo largo de la historia». «Y creo firmemente que, además de ser nuestra obligación continuar explorando esas alianzas, sin duda representa una oportunidad para Europa y para los valores que compartimos con la mayoría de países de esa región», ha añadido. Para finalizar su intervención, Felipe VI ha reflexionado que, «en una época de creciente polarización, y en el contexto de la mayor transformación tecnológica de la historia reciente, es oportuno recordar que la esencia de Europa es la democracia».

Así, ha querido resaltar el papel de los Parlamentos como «garantes del espíritu de la Democracia» ante «los desafíos crecientes de un mundo en conflicto» y, en este sentido, el «honor» de inaugurar el comienzo y cierre de la presidencia española parlamentaria. «Estoy convencido de que los debates que aquí se realicen, con una representación tan nutrida de presidentes, serán nuevamente todo un éxito y una valiosa aportación para el futuro europeo y para la fortaleza de nuestros valores y gobernanza democráticas», ha concluido.