Imagen de archivo del SUAP Escola Graduada. | miquel a. canellas

TW
30

La población de Baleares cada vez se enferma más. Es una de las principales conclusiones que se derivan de los datos de Inspección Médica del IB-Salut que desvelan un incremento del 50 % de las bajas médicas en los años de postpandemia respecto a 2019. Ese año, de referencia antes del inicio de la crisis sanitaria, los médicos de cabecera de las Islas cursaron 149.338 bajas; la cifra se mantuvo similar durante 2020 cuando, como se recordara, se confinó a la población; y empezó a crecer a partir del ejercicio siguiente.

Ya en 2022, los médicos firmaron 261.243 bajas a la población activa de las Islas. Sin embargo a principios de aquel año hubo una última ola explosiva de contagios por COVID con la llegada de la cepa ómicron, en una época en que hacer una semana de cuarentena todavía era todavía obligatorio, se tuvieran o no síntomas. En enero de 2022 se implantaron las autobajas por el exceso de contagiados, por eso la cifra total puede considerarse adulterada.

Sin embargo el año pasado, la tendencia de bajas siguió al alza con 215.937 actos médicos que certifican que un trabajador está impedido para realizar su trabajo por un problema de salud.

Tras estos números que desvelan un claro problema sanitario en la población, hay varias interpretaciones. Ana Ordóñez, técnico de gabinete de salud laboral del sindicato CCOO advierte, por ejemplo, de que la población activa de las Islas es más mayor y eso conlleva más riesgos para el estado físico. «Hay mucha demanda de puestos de trabajo pero las condiciones son malas y eso hace que nadie los quiera, no se renuevan con gente joven o población inmigrante».

Tampoco se le escapa a nadie que las bajas se incrementan (en este sentido suelen ser las relacionadas con el absentismo laboral) cuando hay bonanza económica y la tasa de paro se reduce. Sobre este supuesto, Ordóñez recuerda que los pacientes «no son quienes se cogen las bajas, son los médicos que las dan y antes esto podía ser más fácil pero ahora no se regala nada, está todo baremado por Inspección Médica», señala.

Esta sindicalista indica también otro de los aspectos que la comunidad sanitaria ha ido destacando en los últimos años: hay más problemas de salud mental. Y es que la mitad de las consultas de Atención Primaria se deben a problemas de ansiedad, estrés o depresión y precisamente las bajas laborales por estas patologías no las llevan las mutuas.

Por otra parte, «las bajas prolongadas sin una historia real detrás ya no existen, los médicos de cabecera tienen mucha presión para que esto no pase», añade. Es más, recuerda la sindicalista de CCOO que lo habitual es que se den altas para que la gente se reincorpore «a no ser que detrás haya informes demoledores que lo justifiquen».

Los problemas de salud mental se dispararon, sobre todo, tras la pandemia, acompañados de historias de vida muy complicadas en un contexto de inflación y difícil acceso a la vivienda.

La patronal empresarial CAEB considera en este sentido que los índices de absentismo, así como de siniestralidad laboral evidencian que algo está fallando y recuerda que las bajas laborales dificultan la planificación y el funcionamiento de las empresas, que se ven obligadas a contratar más gente en un panorama general de falta de profesionales.