El doctor Bordetas utiliza un fibroscan para poder hacer una ecografía del hígado.

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Se estima que entre un 20 y un 30 % de la población sufrirá acumulación de grasa en el hígado, es decir, tendrá el hígado graso. «Junto con el alcohol, es la primera causa de enfermedad crónica hepática y su incidencia va en aumento», asegura el doctor Javier Bordetas. El especialista está detrás de la puesta en marcha de una consulta específica en Son Llàtzer, que dependerá del Servicio de Aparato Digestivo con otra novedad, la inclusión de un fibroscan que permitirá medir el grado de fibrosis hepática.

La enfermedad del hígado graso no alcohólico por la que el tejido normal del hígado es reemplazado por más de un 5 o 6 % de grasa suele verse con mayor frecuencia en personas con sobrepeso u obesidad, aunque también va relacionado con la edad. «La prevalencia aumenta, como el resto de factores de riegos cardiovascular como es la diabetes o la hipertensión, va en paralelo», advierte el doctor Bordetas.

El especialista avisa de que «aunque en la medicina no puede darse nada por sentado», pues se han visto casos en personas no obesas, la grasa en el hígado se ve sobre todo en pacientes con esta patología, u otras enfermedades metabólicas. ¿La mejor prevención? «Al final es como en casi todas las enfermedades no sólo influye la obesidad o la dieta, también hay factores ambientales, la ausencia de ejercicio, o aspectos genéticos...».

Una de las principales funciones de esta nueva consulta es averiguar cuáles de los pacientes con el hígado graso «que van a desarrollar una enfermedad hepática crónica, porque no todos terminan así», explica este médico especialista. Es decir, «hay que identificar a los que hace mucho tiempo que tienen una inflamación por si hay un daño crónico que requiere de un seguimiento y que hay que intentar revertir».

Explica el doctor Bordetas que por lo general un hígado graso no presenta sintomatología, ni es doloroso, «suele verse en una alteración en la analítica, o en una ecografía…». Detectarlo, sin embargo, es importante para evitar que haya un daño crónico, esteatohepatitis, y es que «existe riesgo de que se produzca una inflación y una progresión de la enfermedad hasta llegar a la fibrosis hepática».

Así pues, «nuestro trabajo es cribar estos casos con métodos sencillos, porque como tiene una alta prevalencia no puede hacerse de forma invasiva como es a través de una biopsia». En este contexto entra en juego el fibroscan, una ecografía que mide la rigidez del hígado «que no es nada invasivo y que da unos valores estipulados», añade Bordetas.

Este experto asegura que en un futuro este método establecido en el servicio de Digestología de Son Llàtzer, que también se realiza en Son Espases, deberá hacerse más extensivo y por qué no, llegar incluso a los centros de salud de Atención Primaria.

«Hay una parte de prevención que debería ser una prioridad para la población general», añade este especialista que advierte que, a día de hoy, ya se puede hacer un cribado con las analíticas para detectar a los pacientes de riesgo. «Se nos viene encima una pandemia de hígado graso que requiere de una evolucion en su detección y prevención», concluye no sin añadir un mensaje optimista pues esta patología es perfectamente reversible.

El apunte

Del hígado, a un problema cardiovascular

Los pacientes con hígado graso generalmente tienen obesidad abdominal, hipertensión, dislipemia o diabetes. El reconocimiento y tratamiento de esta enfermedad es importante para prevenir que progrese en una enfermedad cardiovascular, tal y como se ha demostrado en investigaciones recientes, pues la grasa en el hígado amplificaría el daño arterial.