Yosri, de 27 años, pasa sus días entre es Pil·larí y s’ Arenal, donde cuenta con la ayuda de la mezquita para ducharse y otras necesiades. En esta imagen, en Plaça d’Espanya. | Pilar Pellicer

TW
21

Yosri Ayadi es un joven de 27 años procedente de Túnez que desde octubre de 2023 vive con su saco de dormir, a la intemperie, en el barrio de es Pil·larí, en Palma. En la zona pocos le conocerán, pues no habitúa a pedir ayuda por dignidad. Es un chico tranquilo y tímido que allá donde va se lleva consigo su mochila, su único hogar.

Acude algunas veces a la semana a la mezquita de s’Arenal, donde la comunidad musulmana le ofrece sus instalaciones para ducharse. Sin embargo, Yorsi intenta no pedir comida, aunque podría por su situación de vulnerabilidad, porque prefiere pagarla él con el poco trabajo que consigue.

Ph23022411-16.jpg

Esta es la historia de un joven que recorrió toda Europa en busca de un futuro mejor para él y para su familia. Vivía en la ciudad de Kairouan cuando el 14 de septiembre de 2022 decidió coger una maleta y empezar a caminar, subirse a autobuses, trenes y hasta barcos. En ese momento, estudiaba en la universidad un grado de Administración, que dejó para iniciar su travesía. Es el pequeño de nueve hermanos, casi ninguno trabajaba y sus padres son muy mayores con ingresos mínimos. «El 90 % de los jóvenes de Túnez no conseguimos un trabajo estable en Túnez, por eso huimos», destaca. Túnez, un país que «sobrevivió» a la Primavera Árabe, arrastra una situación administrativa caótica y está inmerso en un periodo de transición.

Recorrido

Su primera parada fue Estambul (Turquía). «Permanecí cinco días hasta que luego me fui para Serbia, pues en ese momento podía entrar de forma regular con mi visa, pero ya ha cambiado la situación. En Serbia pasé tres semanas, pero mi intención era cruzar Europa», rememora el joven durante esta entrevista en una cafetería de la Plaça d’Espanya.

El frío comenzaba a acechar. Yosri nunca olvidará sus noches a la intemperie, que duraron demasiado tiempo. Su tercer destino fue Hungría, aunque fue de paso, porque a los días cruzó hasta Eslovaquia. «En todos estos lugares dormía en los bosques. Intentaba que la policía no me viese y no generar mucho escándalo porque era un inmigrante y en países como Hungría podría haber tenido muchos problemas», cuenta.

Ph23022411-02.jpg

«Dormía por el día y caminaba por la noche. Esta era mi realidad durante mi ruta por Europa», dice Yosri. Por el camino conoció a muchos otros extranjeros en su misma situación. Ellos le avisaban de lo que se encontraría en el próximo destino, o de las dificultades a tener en cuenta. «Seguramente, gracias a ellos, y a la suerte que me ha acompañado, nadie me pilló en las fronteras. Iba con mucho cuidado porque sabía cuándo cruzar y cómo».

Pasó brevemente por Austria y Alemania, mientras que en Bélgica permaneció cuatro meses. Allí trabajó en la construcción, durmió en un albergue, porque era invierno, y ahorró algo para su siguiente destino: Francia. «Estuve siete meses en París. Mi situación mejoró». Su último destino ha sido España. En Palma tenía un amigo que le acogió una breve temporada. Estamos en 14 de octubre de 2023. «Todo esto lo hice por mi familia, porque necesitaban dinero».

Punto de vista

El joven busca un trabajo estable y un lugar donde dormir en Palma

Cuando Yosri llegó a Mallorca dejó una maleta repleta de ropa en casa de un amigo, se compró una mochila y metió lo esencial. Este invierno, lo ha pasado durmiendo en la calle, porque el poco dinero que gana –contratos por días– lo destina a su familia. «Tengo ganas de comer sano, no te voy a engañar», cuenta risueño el joven. Este invierno ha sido muy duro, me duele todo el cuerpo y estoy enfermo». Hace dos semanas que Yosri no encuentra nada y quiere dejar en este reportaje su teléfono por si le pueden ayudar (664 75 68 41).