Olena Hrytsai y Valeria lozgacheva, durante su visita en Mallorca la semana pasada. | Emilio Queirolo

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Hace dos años exactamente que Olena Hrytsai, de 41 años, salía en coche desde Kiev con sus hijos y más familias. Les esperaba un viaje de 14 horas en una ruta que suele durar cuatro, como mucho. Se pararon en una gasolinera para comprar un helado a su hija, de cuatro años. De pronto, sonó las sirenas y las luces se apagaron. Ucrania estaba en plena guerra contra Rusia. «Mi hija cerró los ojos y las lágrimas caían de su cara. Me decía, en bucle, ‘no quiero morir, no quiero morir; quiero volver a casa. Que se vayan los rusos. No quiero morir...’».

Es una escena que Olena no olvida. Porque el dolor es irreparable cuando destruye la vida de millones de personas. Ucrania cumple dos años de la invasión del Kremlin. Veinticuatro meses resistiendo firmes en sus tierras a pesar de momentos de escasez de armas y de apoyo institucional. En esta entrevista, Olena está sentada junto a Valeria lozgacheva, 39 años. Ambas son periodistas y presentadoras de televisión y fundadoras de la fundación UE Heart, con la que ayuda a miles de niños en Ucrania. Estuvieron en Mallorca la semana pasada para conocer el trabajo que hacen en la Associació Amar Ucraïna, que colabora con su fundación.

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Cuando aquel 24 de febrero de 2022 aparecieron las primeras manchas de sangre en Ucrania, ellas decidieron ayudar desde dentro y no salir. Empezaron con ayuda humanitaria: conseguir alimentos y llevarlos a centenares de personas de distintos pueblos del país. Con un coche, se desplazaban con el miedo enquistado en sus gargantas. «Algunos de los momentos más duros ha sido repartir comida a más de 300 personas al lado de un puente mientras un don ruso sobrevolaba nuestras cabezas. Había posibilidad de morir. Es dolorosa esa situación, pero mucho más fue ver las caras impávidas de los ucranianos. Porque lo habían normalizado», rememora Valeria.

Los niños

Valeria y Olena ayudan a miles de niños cuyos padres han desaparecido por la guerra. Valeria, por ejemplo, está viviendo de los ahorros que tenía para comprarse un piso. Esto le permite seguir dando comida y refugio a los menores. Según cuentan ambas, el gobierno ucraniano no reconoce esta condición –niño con padres desaparecidos– para recibir ayudas estatales –sí a los huérfanos–, por lo que actualmente su fundación es la única que les respalda. «Cuando suenan las alarmas, los niños que están en colegios tienen que bajar a un sótano a refugiarse, o bien las familias van a por ellos, como hago yo», describe Olena cómo es el día a día en su país. «Esto no ocurre una vez, sino muchas durante el día. También sucede de noche y de madrugada. Psicológicamente, es muy fuerte, sobre todo para los niños. Si bajan al sótano a refugiarse, continúan allí las clases. Imagínate la situación».

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Olena y Valeria conviven con este ritmo de vida que cada día deja muertos. Aseguran que los contrastesse han normalizado en la capital. Es decir, puede haber dos personas tomando un café mientras charlan y, al lado, varios coches quemados y destrozados. «Siguen cayendo misiles en Kiev así como en toda Ucrania. Nuestros niños más pequeños viven eso: el ruido, el miedo y los ataques militares», lamenta Valeria. Las historias que han visto corren como la pólvora. Y cada vez son más estremecedoras. Olena y Valeria sienten que Europa mira hacia otro lado y que la ayuda humanitaria ha caído. Mientras, la guerra continúa y resisten como pueden.

El apunte

Jorge Dezcallar presenta un libro sobre la guerra de Ucrania en Palma

El diplomático y exdirector del CNI Jorge Dezcallar presentará el próximo día 28 de febrero, a las 19.00 horas, en la Casa del Libro de Palma ‘El fin de una era. Ucrania: la guerra que lo acelera todo’. La tesis de este nuevo trabajo del mallorquín destaca cómo las guerras aceleran el curso de la historia y la de Ucrania, cuenta, está precipitando el fin del dominio occidental en el mundo. Dezcallar es diplomático de carrera y durante doce años fue director general en elMinisterio de Asuntos Exteriores.