El estudio del Centre Oceanogràfic de Balears determina que la ingesta de microplásticos por parte de la ‘Pontella mediterranea’ (del tamaño de un grano de arena) es baja, pero su abundancia convierte al microcrustáceo en un importante reservorio de partículas. Foto: CENTRE OCEANOGRÀFIC DE BALEARS.

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Investigadoras del Centre Oceanogràfic de Balears han publicado un estudio que revela que un pequeño crustáceo, Pontella mediterranea, del tamaño aproximado de un grano de arena, puede retener una media de 45 microplásticos -y hasta un máximo de 200- por metro cúbico de agua de mar. Si a ello añadimos la elevada abundancia de esta especie, ésta se convertiría en uno de los reservorios de microplásticos más importantes del océano.

Una vez calculada la abundancia de la especie, que oscila desde varias decenas hasta mil individuos por metro cúbico en los primeros doce centímetros de la superficie marina (según los muestreos realizados), se evaluó la capacidad de ingesta y retención de microplásticos de aproximadamente 3.000 individuos de Pontella mediterranea.

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La ingesta de microplásticos de esta especie (número de partículas ingeridas por cada individuo) es bastante baja, si se considera que otras, como los mejillones, pueden engullir entre 10 y 50 veces más partículas. Sin embargo, la gran abundancia de Pontella mediterranea en la zona mediterránea de estudio determina que, a pesar de ingerir pocas partículas de microplásticos por individuo, sea capaz de acumular hasta 200 partículas por metro cúbico de agua. De esta manera, la especie puede representar un gran reservorio de microplásticos en el medio marino.

Valentina Fagiano, primera autora del trabajo e investigadora predoctoral por el Govern en un grupo liderado por Salud Deudero, directora del Oceanogràfic, afirma que «comprender cómo se distribuyen, transfieren y acumulan los microplásticos en las redes alimentarias marinas es crucial para entender sus efectos en múltiples niveles. No obstante, se necesitan más estudios para valorar esta interacción, su potencial para retener partículas y analizar cómo estos reservorios podrían afectar a la propagación de microplásticos a lo largo de las cadenas alimentarias».

Los crustáceos Pontella mediterranea han desarrollado mecanismos de adaptación a su entorno. Una coloración azul brillante los protege de la alta radiación ultravioleta y contra la depredación, y pueden permanecer en la superficie marina incluso con turbulencias. Están amenazados por el cambio climático global y los contaminantes antropogénicos, como en este caso los propios microplásticos.