La presidenta del Govern, Marga Prohens, este lunes en un acto en Menorca. | R.L.

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Marga Prohens queda en manos de los diputados amotinados para sacar adelante sus propuestas en el Parlament. El PP logró 25 diputados en las pasadas elecciones autonómicas, lo que significa que se quedó a cinco votos de la mayoría absoluta. Son, precisamente, esos cinco escaños con los que cuentan los diputados rebeldes de la formación de Santiago Abascal, en cuyas manos queda ahora la presidenta para sacar adelante todas las propuestas.

A Prohens no le bastan el resto de diputados ya que los dos únicos representantes leales a la formación en Madrid, Patricia de las Heras y Gabriel Le Senne, son insuficientes, ni siquiera aunque a ellos se sumen Xisco Cardona, exdiputado de Vox expulsado en la primera crisis de la formación, ni tan siquiera Llorenç Córdoba, de sa Unió de Formentera. Es decir, cualquier mayoría que quiera construir Prohens pasa por negociar con los diputados críticos de Vox, que pasarán a ser tránsfugas en cuanto se formalice su expulsión del partido.

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En medio de este panorama, la presidenta pidió este lunes el máximo respeto e hizo una llamada a Vox para que solucione cuanto antes su crisis. «Es una situación que afecta al Parlament y no al Ejecutivo», dijo. Aseguró que el Govern seguirá trabajando con la «estabilidad» que da la aprobación del presupuesto. «Mi máximo respeto a las crisis políticas de otros partidos y una llamada a la estabilidad en el Parlament», insistió.

Recordó que no es la primera vez que Baleares vive una crisis de estas características con la expulsión de un president del Parlament, algo que ya pasó en la primera legislatura de Francina Armengol, con la expulsión de Xelo Huertas y relevo por Balti Picornell en la Cámara balear.