Webcam del nido de buitre negro en Mallorca. | Youtube: FVSM Fundación Vida Silvestre Mediterránea

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Dicen que el amor puede durar toda la vida. La monogamia, cada vez más infrecuente entre los humanos, es real si hablamos del buitre negro, una de las aves más grandes del mundo, que cría en los acantilados de la Isla.

A pesar de su apariencia feroz el buitre negro es más ‘humano’ de los que aparenta. Elige a su pareja a temprana edad y la mantiene para siempre. Dos cámaras instaladas en un nido de Tramuntana nos permiten ver ahora en directo, cómodamente desde el sillón de casa, la intimidad de los grandes monógamos que sobrevuelan nuestros cielos.

El proyecto Biotramuntana de la Fundació Vida Silvestre Mediterrànea, cuenta con el apoyo de la la Fundación Biodiversidad del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demografico (MITECO) en el marco del Plan de Recuperacion, Transformación y Resiliencia (PRTR), financiado por la Unión Europea Next Generation.

Este es el segundo intento de retransmitir en directo el ciclo vital de una pareja de buitres, después de que las inclemencias meteorológicas frustraran el primero hace ahora exactamente un año. La imagen en vivo se interrumpió antes de que el pollo llegara a echar el vuelo.

La asociación Amics dels Voltors, ha apadrinado ahora a aquél pollo. No solo le ha puesto nombre: Ónix. Además ha financiado la reposición de las cámaras que acaban de empezar a emitir en el canal de la fundación en Youtube.

Cada día sobre las 7.30 de la mañana, coincidiendo con el amanecer, se puede empezar a observar a los buitres. «Hay una pareja que está aportando material al nido, ramas y carrizo. Se ven a veces disputas con parejas vecinas, cópulas... Incluso aparece Ónix, el pollo del año pasado, al que sus padrinos han dado el nombre de la piedra preciosa de color negro», explica Evelyn Tewes, directora de la Fundación Vida Silvestre Mediterráneo.

La época de cría empieza en diciembre con los vuelos nupciales. En enero podemos observar cópulas y febrero es el mes de la puesta. Cada pareja pone un único huevo que incuba durante 55 días. El macho y la hembra se turnan para que nunca quede solo. Realiza al menos un relevo al día. Es el momento más delicado porque el embrión necesita una temperatura constante.

Previsiblemente a finales de abril o principios de mayo veremos cómo eclosiona el huevo y nace el polluelo que aún tardará cuatro meses en volar. En el cuarto mes de vida reforzará su musculación y comenzará a jugar con el viento. «Es muy bonito e interesante», dice Tewes. El pequeño buitre tardará cuatro años en alcanzar la madurez sexual y elegir a su compañera de vida.