Procesionaria del pino. | Ultima Hora

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La procesionaria del pino es una plaga muy común en Mallorca, al haber una gran cantidad de pinares en el territorio. Año tras año son muchos los particulares que tienen que enfrentarse a esta peligrosa oruga que puede conllevar graves reacciones alérgicas a los humanos y causar incluso la muerte a los animales que la ingieran por equivocación.

La mejor solución para aquellos que cuentan con uno o varios ejemplares de este árbol en sus propiedades es la endoterpia, un método que consistente en inyectar al pino, mediante un sistema intravascular (dentro del mismo), un químico, fitosanitario, nutriente o fertilizante, que el árbol, con su sistema vascular, reparte desde las raíces hasta las hojas.

En el caso de la procesionaria, cuando las mariposas de esta especie ponen los huevos en las copas de los árboles y éstos eclosionan poniendo las larvas, «tienen mucha hambre», explica el técnico superior en salud ambiental y responsable técnico de Ic serveis, Pedro Villalta. Lo primero que encuentra a su paso la larva es la hoja del pino, la cual se come, pero, al haberse hecho el tratamiento de endoterapia previamente, la oruga muere envenenada. «Es lo que se conoce como ataque diana», dice.

El procedimiento es rudimentario: se perfora, entra el líquido y se tapa para que no salga. Existen varios sistemas para llevar a cabo este procedimiento. El primero -el más común y básico- consiste en perforar con un taladro percutor el tronco y poner unos tacos 'anti-retorno', compuestos por dentro por una especie de silicona. Después se clava una aguja en el taco y se mete el líquido, con la silicona se dilata la aguja y al sacarla se vuelve a contraer.

El segundo sistema se hace mediante agujas. Este procedimiento es «el más caro y el que menos se utiliza a día de hoy», puntualiza. Se introduce una aguja y a través de un sistema de émbolo, se golpea la aguja para que entre dentro del árbol. Se retira el sistema de golpeo y se mete un dosificador para inyectar el químico.

El problema es que, una vez a pasado un rato, se tiene que retirar la aguja inicial con el riesgo de que se rompa o se pierda líquido. Cabe destacar que «a nivel ecológico es el que menos daños causa», porque el diámetro de la aguja es muy pequeño y entran menos bacterias al hacer la inyección.

El tercer método es muy parecido al primero, se taladra, se introduce una boquilla y se le adhiere un producto, que por si solo se va comprimiéndose y se va subministrando hasta agotarse. «Yo no lo he usado nunca y no conozco a gente que lo emplee», añade.

En cuanto a la proliferación de esta y otras plagas, es claro: «Cada vez habrá más, si antes el frío hacía lo propio contra los insectos ahora ya no. Por ello, cada vez habrá más debido a las condiciones óptimas que existen en la Isla. Además, cada vez la Unión Europea esta restringido más los productos químicos por lo que será más complicado erradicarlas».