Antoni Riera, director técnico de Impulsa Balears | Pere Cerón

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El director técnico de Impulsa Balears, Antoni Riera, vaticina un año complicado en lo económico, marcado por los efectos retrasados de la inflación, que dará paso a un 2025 de reactivación. Está convencido de que el futuro de Balears pasa por aplicar la circularidad a toda la estructura económica y aboga por acelerar el tránsito desde una voluntad compartida.

¿Cómo le va ir a la economía balear en 2024?
Será un año de transición y de dificil gestión. Cerraremos 2023 con un crecimiento del 3’8 % del PIB y este año la previsión es crecer la mitad, aunque se irán poniendo las bases para una reactivación en el 2025 siempre y cuando las tensiones geopolíticas y el comportamieno de la inflación lo permitan. La expectativa de mercado a corto plazo es positiva, con una bajada de tipos de interés hacia el tercer trimestre y por tanto, una reactivación de la inversión, pero hay incertidumbres a medio plazo por las tres grandes transiciones que afronta Balears: demográfica y social; energética y tecnológica-digital.

¿Y cómo nos va a ir a los contribuyentes y a nuestros bosillos?
A pesar de la subidas de salarios y las medidas de escudo social, continuará la pérdida de poder adquisitivo. No obstante, hemos pasado de una década con tipos de interés bajos o prácticamente negativos a otra con tipos de interés positivos. Será un año complicado, pero lo que viene es mejor que lo que hemos dejado atrás.

¿Cuál es el gran reto de la economía balear para este año?
Tenemos un problema de competitividad que nos debilita a la hora de afrontar las tres transiciones a las que hacía referencia antes. Las claves esta en mejorar en dos pilares de competitividad que tenemos descuidados desde hace más de 20 años, como son la eficiencia y la innovación.

Baleares es la comunidad autónoma que menos invierte en innovación
Tenemos un gran potencial para crecer en innovación, sobre todo en aquello que sabemos hacer. En 60 años de turismo hemos acumulado mucho conocimiento que nos ha de permitir hacer del turismo un motor de progreso y desarrollo que dará mucho más rédito para toda la sociedad desde la innovación y la eficiencia.

¿La ralentización de la economía y la vuelta a la disciplina de las reglas fiscales europeas acabarán con el escudo social?
En términos de déficit, el gasto público debería moderarse necesariamente durante este 2024. Si fuéramos capaces de mejorar la competitividad, no sólo tendríamos más dinero para dedicar al escudo social sino que las propias necesidades del estado de bienestar serian menores. Una vez conseguidos los niveles de actividad pre-pandemia, este 2024 debería abrir una nueva etapa de crecimiento donde importe más el ‘cómo’ que el ‘cuánto’.

Los fondos europeos pueden dar impulso a la actividad cuando haya que ser más austero con otras partidas ¿Se están gestionando bien?
Hemos perdido una oportunidad única para invertirlos en paliar nuestras debilidades estructurales, aunque todavía estamos a tiempo. Están llegando, pero muy ligados al sector público y a modernización de infraestructuras. Echo a faltar replanteamientos más ambiciosos.

¿La reforma del sistema de financiación autonómica debe contemplar la variable de la población?
Ha de contemplar el incremento de población y algunas más, porque es la única variable sobre la que no podemos influir.

¿Ve conveniente la reducción de la jornada laboral en Balears?
No todos los sectores pueden asumirla, tanto por el tipo de actividad que desarrollan como por el nivel de productividad. La jornada laboral debe ser más flexible y permitir la conciliación, pero no se puede hacer de golpe. Hay que analizar por sectores e incluso, por empresas.

El ministerio de Trabajo se reúne este lunes con patronal y sindicatos para negociar la subida del SMI. ¿Habrá acuerdo?
Debe haberlo, porque en épocas de inflación como la que vivimos, quien más sale perdiendo son los trabajadores con sueldos más bajos. Y las subidas realizadas hasta ahora no han afectado a la competitividad de la economía.

Ha conseguido que hasta la presidenta Prohens hable de «sistema turístico circular». ¿Qué debe hacer Balears para ser el primer destino circular del mundo?
La economía circular pone el énfasis en cómo hacer las cosas y no en qué hacer. El debate no es ‘Turismo sí o no’, sino en cómo podemos mejorar nuestra economía: ¿seguimos con un modelo lineal de extraer, usar y tirar u optamos por un modelo circular donde desperdiciamos muy pocos recursos y los residuos que generamos los reincorporamos a los ciclos productivos? Apostar por la circularidad en toda la estructura económica nos ha de permitir mejorar la productividad, recuperar renta per cápita y tener una visión positiva de futuro para esta tierra.

Balears cerrará oficialmente 2023 rozando los 18 millones de turistas. ¿Es sostenible?
No, por eso hemos de ir a un sistema turístico circular capaz de pasar del volumen al valor. El crecimiento sólo es bueno si se traduce en bienestar. Y si Balears no es capaz de garantizarlo a pesar de ser una de las economías que más crece, debe reflexionar y cambiar cosas. Hemos conseguido recuperar la actividad económica de 2019. ¿Sabe cuánto crecimos ese mismo año en términos de bienestar? Un 0 %. Con eso se lo digo todo.

Este año se cumple el décimo aniversario de Impulsa Balears
Gracias a la confianza de 60 empresas hemos conseguido ser la plataforma de conocimiento estratégico que necesita Balears para impulsar la competitividad y mejorar el estado de bienestar. Tras el trabajo de ‘laboratorio’, ahora toca abrirnos más a la sociedad para que conozca mejor nuestro trabajo.