Yessica Trinidad, el pasado jueves en la entrada de Cine Ciutat, donde se presentó el festival d'Altres Cinemes. | Pilar Pellicer

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Honduras es uno de los países más peligrosos del mundo. Cada día, decenas de personas son víctimas de desplazamientos forzosos y los pueblos indígenas sufren el hostigamiento del Estado. Solo entre julio y agosto, el país registró, al menos, 235 agresiones, según un informe de la Red Nacional de Defensoras de Derechos Humanos en Honduras. Las grandes empresas sabotean las tierras fértiles de los nueve pueblos indígenas y afrohondureños que tiene este país. Ven un nicho de fortuna mientras eliminan del camino a la población local, violando sus derechos.

«¿Cómo es posible que hasta Julio Iglesias tenga una propiedad en el pueblo indígena Garífunas, de donde yo soy originaria? Antes de que Honduras fuera una República, nosotros, los indígenas, ya estábamos aquí. ¿Cómo es que un español puede estar en nuestras playas y nosotros no?», se pregunta Yessica Trinidad, coordinadora de la Red Nacional, entidad que nació en 2010 con el fin de acompañar a las mujeres que temen por su seguridad y crear, entre todas, «una redes de protección».
Yessica Trinidad realiza estas reflexiones en una entrevista hecha en Palma, a propósito de su participación en la tercera edición del Festival d’Altres Cinemes, que organiza la Direcció General de Cooperació i Inmigració. El jueves pasado formó parte de una mesa redonda para hablar de Cuerpos para defender el planeta. Antes de la charla, se proyectó el documental La Ilusión de la Abundancia. Aborda la vida de Berta Cáceres, compañera de Yessica que en 2016 fue asesinada en su casa por defender los derechos de los pueblos indígenas. «Me impactó verla en la película. A Berta la mataron y muchas más mujeres están en riesgo».

Yessica proviene de la etnia Garífuna: «Sufrimos genocidio, amenazas y hasta asesinatos, incluso desapariciones forzosas». Llevamos años trabajando con las mujeres para «deconstruir» lo que le han inculcado a fin de sobrevivir. ¿Por qué? «Porque hemos evolucionado hacia un feminismo y hacia unos derechos; no podemos llevar al límite nuestros cuerpos y tenemos que protegernos, acompañarnos entre nosotras. Hay un alto índice de mujeres con cáncer por al estrés que les ha provocado la pérdida de sus hijos por ejercer su trabajo en pro de los Derechos Humanos».

¿Qué puede hacer la comunidad internacional? Yessica defiende que «es responsabilidad de las empresas internacionales, que instalan casas u hoteles, revisar en qué lugares están invirtiendo y qué impacto tendrá para sus gentes, en este caso para la población indígena».