Maria José Sastre, presidenta del COIBA. | Pere Bota

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Maria José Sastre (Palma, 1971) renueva su mandato como presidenta del Col.legi Oficial d’Infermeres i infermers de les Illes Balears (COIBA) con el reto de «cuidar la salud de los profesionales de enfermería y defender sus competencias»

Repite usted en el cargo sin oposición, señal de que lo ha hecho usted muy bien estos cuatro años o de que nadie envidia su puesto
-Estamos contentos de repetir porque tenemos proyectos pendientes que la pandemia no nos dejó desarrollar. Hubiera preferido salir elegida en unas elecciones con más candidaturas, porque la participación en un colegio profesional siempre es importante.

Ahora mismo hay unos 7.300 profesionales de enfermería en Baleares, que es la quinta comunidad con la ratio más baja de profesionales con 5’7 por cada mil habitantes. Para tener una atención similar a la del resto de países de Europa, la sanidad publica y privada debería contratar unos 3.000 profesionales más. ¿Cuáles son las causas de este déficit de enfermeras?
-El problema de la falta de personal de enfermería es endémico en Baleares, aunque en los últimos años hemos mejorado la ratio porque se ha hecho un esfuerzo de contratación. Pero además de la cifra, es importante saber dónde tenemos ese déficit. Tenemos una ratio baja en hospitales y, sobre todo, en el ámbito residencial donde cada enfermera atiende entre 80 y 100 pacientes, lo que hace imposible proporcionar curas con calidad y seguridad. El problema tiene mucho que ver con las condiciones laborales, la temporalidad, las continuas rotaciones a las que están sometidas las enfermeras, la presión asistencial...problemas a los que se suma la falta de vivienda en nuestro caso.

¿Y qué soluciones plantean?
-Hemos aumentado plazas universitarias de enfermería, pero se han de mejorar las condiciones laborales, reducir la temporalidad y mejorar la estabilidad. Hay que solucionar también los problemas de desarrollo profesional y de reconocimiento de las especialidades que las enfermeras no tienen en otras comunidades y países.

Según el Consejo general de colegios oficiales de enfermería de España, Baleares es la tercera comunidad con más agresiones a enfermeros y enfermeras en 2023 (268), por detrás de Andalucía (728) y Euskadi (315). ¿Dónde quedaron aquellos aplausos durante la pandemia?
-Nos preocupa mucho esta cuestión, aunque desde la oficina de prevención de agresiones a profesionales sanitarios nos indican que no es que hayan aumentado las agresiones, sino que ahora se denuncian más. Somos el colectivo más afectado de todos los profesionales sanitarios y hay que actuar en diferentes ámbitos: desde la prevención, poniendo todas las medidas de seguridad en los centros, y también desde la educación sanitaria, explicando nuestro trabajo a la ciudadanía y formando a los profesionales para este tipo de situaciones. También atendiendo a las víctimas, como ya estamos haciendo des del Col.legi con asistencia jurídica y psicológica, en coordinación con el servicio de salud. Las agresiones tienen más que ver con expectativas no cumplidas por parte del paciente, como que se alargue el tiempo de espera en la consulta, que con el trabajo del personal de enfermería.

¿Los mallorquines cuidamos a los cuidadores?
-Deberíamos hacerlo, siempre he defendido la importancia de cuidar a aquellos que nos cuidan. Desde la pandemia hemos reforzado la asesoría psico-emocional al personal de enfermería con una psicóloga más y aumentando el presupuesto un 400% en los últimos años. Además, pondremos en marcha un nuevo servicio de ayuda a los colegiados con problemas de salud mental y adicciones que garantizará atención especializada y confidencialidad.

El catalán deja de ser un requisito para los médicos y personal de enfermería de Baleares. ¿Está a favor?
-Desde el COIBA no sólo defendemos el derecho a la salud, sino también el resto de derechos de la ciudadanía, y uno de ellos es el lingüístico. Las enfermeras sabemos de primera mano que la comunicación es fundamental en la relación con el paciente y que éste se debe poder expresar en su lengua. Lamentamos que se haya politizado este tema y, sobre todo, que se haya tomado la decisión sin que haya cifras reales de cuántas enfermeras marchan o dejan de venir de Baleares por el catalán. Las enfermeras se van o dejan de venir por otras causas que ya he comentado, como las condiciones profesionales, la falta de vivienda o mejores oportunidades en otros países.

Según el Consejo general de Enfermería, somos la sexta comunidad con más enfermeras escolares (70), eso sí, muy alejados de los estándares internacionales con una enfermera por cada 2.285 alumnos, y muy lejos también de la recomendación de la asociación internacional de enfermeras escolares, que establecen la ratio ideal en 1 por cada 750 alumnos. ¿Por qué es importante esta figura?
-El déficit estructural de personal de enfermería hace imposible que tengamos una en cada escuela. Desde el COIBA consideramos que el trabajo más importante que debe hacer una enfermera en las escuelas es la de educación de la salud y de promoción de hábitos saludables, además del asistencial. Y defendemos que quienes lo han de hacer son las enfermeras familiares y comunitarias o especialistas en pediatría. Entendemos que colegios con un gran número de alumnos puedan tener una enfermera integrada, pero ha de estar coordinada con los recursos comunitarios y los centros de salud.

Cuando accedió usted a la presidencia del Colegio hace cuatro años ya avanzó que uno de los ejes de su mandato sería reforzar las competencias y especialidades profesionales de enfermeros y enfermeras. ¿Se ha avanzado en estos cuatro años en esta cuestión?
-Las enfermeras tenemos una excelente formación tanto en España como en Baleares, pero es importante que podamos trabajar en todas nuestras competencias. Hemos hecho avances en el acceso a cargos de gestión, tenemos más enfermeras especialistas y de practica avanzada y formamos enfermeras y enfermeros en todas las especialidades, pero faltan plazas para que todos estos profesionales que se han formado aquí puedan trabajar en la categoría que les corresponde. Hemos pedido la modificación de la Ley de ordenación de profesiones sanitarias para que las enfermeras estemos en la categoría que nos corresponde y también la reforma de la ley general del medicamento para que se nos incluya como prescriptoras en el ámbito de nuestras competencias

¿Da por perdida la batalla de que el sistema de salud se centre más en prevenir que en curar?
-No, aunque llevo muchos años reivindicándolo. Soy enfermera de familia y trabajo en el ámbito comunitario donde la prevención y la educación para la salud es fundamental. Si hacemos un buen trabajo de prevención tendremos menos patologías agudas y hará más sostenible el sistema de salud. La atención primaria es lo que nos diferencia de otros sistemas de salud y tenemos que reforzarla como puerta de entrada y como pilar fundamental.

¿Se sienten valorados como profesionales por la sociedad?
-Sí. En los últimos años se ha hecho un trabajo muy importante para hacer visible el trabajo que hacen las enfermeras desde los colegios profesionales y otras instituciones. Durante la pandemia todos hemos sido conscientes de la importancia de los cuidados profesionales. En las encuestas siempre aparecemos como los profesionales mejor valorados, pero todavía queda mucho hacer para que se nos reconozca como una profesión autónoma dentro del ámbito sanitario

¿Y por las administraciones públicas?
-A veces nos sentimos un poco menos valoradas, sobre todo cuando no podemos desarrollar nuestras competencias por leyes obsoletas que no reconocen todas las especialidades y todo aquello que podemos aportar las enfermeras por el bien de la salud de las personas.