Imagen de botellas de bebidas de refresco. | Sergejs Rahunoks/FREEPIK

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La Asociación de Bebidas Refrescantes de Baleares responsabiliza en gran parte de la bajada de ventas de su sector este año al encarecimiento experimentado en la hostelería. La entidad que preside Leonor Fuster -integrada en la Asociación de la Pequeña y la Mediana Empresa de Mallorca (PIMEM)- ha explicado hoy que el descenso de la facturación ha sido de entre un 10 % y un 15 % con respecto a 2022, un hecho que achaca a la subida de los precios en hoteles, bares, cafeterías y restaurantes durante los meses de máxima actividad turística, julio y agosto.

Su lectura es que este contexto, aunque ha arrojado un balance global positivo, «ha frenado las posibilidades de viajar en familia y eso se ha repercutido en el consumo de refrescos». De este modo, aunque las previsiones para septiembre son razonablemente positivas, todavía «se está a la espera de saber si se podrá compensar el bajón del mes de agosto», ha señalado Fuster.

La asociación mantiene que su realidad obliga a asumir los incrementos de costes y «repercutirlos en parte». No obstante, defiende que «si se quiere vender no se pueden repercutir todos los incrementos», ya que de esta manera «se dejaría de ser competitivo de cara a la gran empresa».

Por otro lado, se ha referido a otras cuestiones como la falta de mano de obra, el cual ha complicado mucho la dinámica de consumo afectando al trabajo comercial y, en opinión de Fuster, es un problema que «no ha hecho más que empezar».

Por lo que respecta a su trabajo en relación con el compromiso medioambiental, ha reconocido que todavía «hay un considerable retraso social» en este tipo de cultura, y señala que uno de los objetivos del sector es encarar «de una vez por todas» el impulso definitivo a los envases retornables y las máquinas recogedoras de latas y bricks.

Por último, Fuster se refirió al futuro del sector recalcando que «la amenaza siempre ha sido la gran distribución, las cadenas de alimentación de fuera, que nos equiparan el producto a la marca blanca, y, por tanto, nos exigen el precio de la marca blanca». La presidenta de la Asociación de Bebidas Refrescantes reconoce que no pueden competir con un perfil de distribución de esas dimensiones, ya que «nuestras líneas de producción no son ni mucho menos equiparables a la producción que pueda sacar una fábrica especializada en marca blanca, que envasa por muchas marcas blancas y abarata costes».