Cubos de bedidas alcohólicas y de refresco en un beach club de Palma. | Von Andreas John

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No hay otro destino turístico en España que se haya encarecido más en 2023 que Baleares. La subida de precios en alojamientos y restauración de la temporada pasada fue el inicio de un proceso de reajuste al alza tras el desierto de dos años de pandemia y el aumento de los costes de actividad por la inflación. Y este año ha ido a más. Las tarifas han experimentado a lo largo de estos meses otro repunte que sitúa a las Islas, de nuevo, como la elección más cara del territorio estatal sin que ello se haya traducido -de momento ahí está el récord histórico de llegadas en el primer semestre- en la pérdida del favor del turista.

En lo que llevamos de año, los precios de hoteles y restaurantes se han incrementado un 10,2 %. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), el crecimiento a nivel estatal se sitúa casi a la mitad, en un 5,2 %. Dado que el incremento en 2022 fue similar, los precios del sector turístico son hasta un 20 % más elevados que los de 2021. De nuevo, ninguna otra comunidad autónoma alcanza esos niveles (Galicia y Comunidad Valenciana son las que más se acercan y ni siquiera llegan al 17 %).

A pesar de que las encuestas evidencian que los turistas han notado esta subida de precios, lo cierto es que las reservas no se han visto afectadas. Desde Hotelbeds, la multinacional de comercialización turística con sede en Mallorca y uno de los grandes bancos de camas del mundo, señalan que el afianzamiento de Balears como destino puntero ha evitado que este encarecimiento perjudique los flujos de llegadas; más bien ha sucedido todo lo contrario. «Baleares siempre ha sido un destino popular para las vacaciones de verano y 2023 no está siendo un año diferente».

Asimismo, indican que esta temporada se está viendo un aumento de la demanda con un 20 % más de room nights con respecto a 2022, «lo que demuestra que el interés de viajeros nacionales e internacionales sigue siendo muy fuerte».

Antoni Hernández, dueño del Hotel Boogaloo en Playa de Palma y de la empresa de alquiler vacacional Slow Villas, señala que la variante ómicron ralentizó significativamente el arranque de la temporada pasada. «A medida que se fueron recuperando las reservas, lo hicieron también los precios». Este año, por contra, «todos hemos empezado con mayor seguridad», lo que ha contribuido a que la escalada de las tarifas se haya ido gestando desde los primeros meses. Y si en algún momento ha costado más comercializar plazas, asegura, no ha sido por los precios, sino porque otros competidores mediterráneos como Grecia o Turquía «se han puesto las pilas».

Desde la plataforma de alquiler turístico, Habtur, su gerente, Maria Gibert, afirma que «no hay diferencia» con respecto a la pasada temporada. El incremento de precios en su sector, afirma, coincide con ese 10 % fijado por el INE para restaurantes y hoteles. Las reservas, mientras, siguen a su ritmo. «Tal vez haya un poco más de incertidumbre con respecto a septiembre, con las reservas al 70 %». No obstante, apunta, la pandemia modificó -al parecer de manera permanente- los hábitos de los turistas en lo tocante a la antelación con la que realizan las reservas y la modalidad del 'último minuto' se ha ido asentando, de manera que las previsiones incluso irían mejorando de cara al cierre de temporada.