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Desde que surgieron las primeras informaciones que colocaban a Francina Armengol en el primer puesto de la lista de Pedro Sánchez para presidir el Congreso, la mallorquina ha repetido una frase entre su gente de confianza: «Mi corazón y mi cabeza están en Baleares». Una vez elegida, su discurso ha seguido siendo el mismo.   

Aunque su nueva ocupación en la Cámara Baja le obligará a fijar su nueva residencia en Madrid, Armengol ya ha manifestado su intención de viajar a la Isla durante los fines de semana, siempre y cuando su agenda se lo permita. La expresidenta del Govern tiene claro que su nuevo cargo le exigirá máxima dedicación, pero también está convencida de que puede compatibilizarlo con su liderazgo en el PSIB. De hecho, entre su gente, la política nacida en Inca también ha lanzado otro mensaje contundente: no da por zanjada su etapa en la política balear.

Misma estrategia

Armengol, que se ha convertido en la primera mujer de Baleares en ocupar la presidencia de la Cámara, quiere seguir estrechamente vinculada a las Islas. Su declaración de intenciones también ha calado entre su equipo más próximo. Días atrás y antes de la votación en el Congreso, Iago Negueruela, portavoz del grupo parlamentario y secretario de Ideas y Proyectos de la ejecutiva socialista, aseguraba que «es un orgullo para Baleares y refuerza su liderazgo».

En este escenario, no se advierte un cambio de estrategia en el PSIB. Su secretaria general se instalará en Madrid y ya forma parte del núcleo duro de Sánchez. Estará en la toma de decisiones, pero sin perder de vista todo lo que suceda en Baleares. Evidentemente, Armengol no comentará las actuaciones del Govern ni replicará a su presidenta. Pero sí marcará la agenda de oposición. Otra cosa es que al inicio del curso parlamentario se reasignen funciones en el grupo y en el equipo de comunicación, pues Armengol quiere contar con ellos en su nuevo cargo.