Arriba, acuarela del pelícano capturado en Alcúdia en 1773 y que acabó en el palacio de Palacio de Boadilla del Monte.

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Acaba de publicarse en la revista El Corzo, publicación de la Sociedad Gaditana de Historia Natural, un muy documentado y extenso artículo de Abilio Reig-Ferrer sobre la presencia histórica del pelícano en España y, desde luego, en Mallorca.

Escribe este estudioso que la presencia del pelícano en nuestro país fue ocasional y que no existe evidencia histórica de que se reprodujera en la península ni en las islas adyacentes. Casi con toda seguridad, salvo una excepción, no hubo pelicanos en las colecciones zoológicas de los monarcas españoles, pero sí hubo un descubrimiento asombroso en la Mallorca, en la Albufera Grande, en mayo de 1773: la captura de un pelícano común, al que cercaron con cinco barquitos de pescadores, cada uno con dos hombres, a los que el naturalista Recondo pagaba para que, en nombre de la Monarquía, recopilaran aves. Rodeado nuestro pelícano, escribió Recondo, comenzó a «hacer formidables alaridos y a rebuznar como un jumento».

Dentro de las entrañas del pelícano encontraron una lisa y el ejemplar fue disecado por Recondo y enviado al Palacio de Boadilla (Madrid) para formara parte de la colección del infante Luis Antonio Jaime de Borbón y Farnesio, comenzada en 1771. Parece que Recondo, unos años antes de pillar al pelícano, fue a Madrid donde fue recibido por el infante que, por cierto, solía salir a cazar con Goya. Hubo que esperar hasta 1952 para que se capturara otro ejemplar desnortado en Alcúdia. Bien es verdad que, indicó Lluís Motje, en 1955 se avistaron cuatro ejemplares de pelícanos en la albufereta de Pollença. Lo cual es otra rareza debido a que esta ave solo se mueve por el sudeste o por el Mediterráneo Oriental.

Antonio Recondo, tal vez oficial de rentas destinado en Mallorca, era naturalista y taxidermista, tenía varios hijos y buscar animales baleáricos de pelo o pluma o de lo que fuera (grullas, tortugas, coral), está ardua tarea, apenas le daba para vivir. Escribe Abilio Reig-Ferrer en su artículo que el pelícano común «cazado en la Albufera de Alcúdia tuvo una sorprendente recepción en Francia, donde ya en ese mismo año de 1773 la Gazette de Paris recogió la singular noticia». Concluye el ornitólogo y catedrático de psicología de la Universidad de Alicante que está prodigioso ejemplar «se trata, pues, de la primera captura verídica de una especie europea de pelícano en España».