La inauguración de la planta de hidrógeno de Lloseta, en marzo de 2022, reunió a numerosas autoridades y a los directivos de las grandes empresas participantes. En la imagen, el electrolizador ahora paralizado. | R.L.

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La planta de producción de hidrógeno de Lloseta, inaugurada en marzo de 2022 con la presencia de numerosas autoridades, entre ellas la ministras de Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, y la ministra de Industria, Reyes Maroto, prácticamente no ha funcionado en ningún momento a lo largo de este año y medio por un problema de diseño del electrolizador, detectado por el fabricante.

La empresa responsable del electrolizador es Accelera, del grupo norteamericano Cummins. Un electrolizador es un dispositivo que utiliza electricidad para descomponer, mediante electrólisis, moléculas de agua en átomos de oxígeno e hidrógeno. Este hidrógeno resultante debía ser aprovechado, inicialmente, como combustible de autobuses de Palma y hoteles, aunque su horizonte se ampliaba a servicios portuarios, actividades industriales y usos residenciales.

Fue el propio fabricante el que advirtió del problema de diseño no sólo en el dispositivo de Lloseta, sino en todos los de su serie, y recomendó la paralización de su funcionamiento. De momento no hay plazos de reparación o sustitución del electrolizador.

La planta, en los terrenos de la antigua fábrica de cemento de Cemex en Lloseta, se presentó como un proyecto pionero en Europa, pues a ese hidrógeno se le podía poner la etiqueta de verde porque el electrolizador debía funcionar con electricidad generada en dos parques fotovoltaicos, uno anexo en los propios terrenos de Cemex y otro en Petra, y, por tanto, sin emisiones, con un ahorro de 20.700 toneladas anuales de CO2.

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En el proyecto, a la espera de la reacción definitiva del fabricante del electrolizador, participan Acciona Energía, Enagás, Cemex y el Instituto para la Diversificación y Ahorro de Energía, dependiente del Ministerio de Transición Ecológica y dirigido por el mallorquín Joan Groizard. La iniciativa contó con el apoyo del Govern y de otras 30 entidades. La producción prevista era de 300 toneladas anuales de hidrógeno.

La inversión fue de 50 millones de euros, con una aportación de 10 millones de la Unión Europea (UE) y el proyecto fue expuesto como ejemplo de descarbonización de la economía de Baleares y avance en la soberanía energética.

A la inauguración de la planta, además de las ministras apuntadas, asistieron la presidenta del Govern, Francina Armengol; el conseller de Transició Energètica, Juan Pedro Yllanes; el presidente de Acciona, José Manuel Entrecanales; el consejero delegado de Enagás, Arturo Gonzalo; y el director de Clean Hydrogen Partnership (de la UE), Bart Biebuick.

En su período de pruebas, la planta llegó a producir hidrógeno, pero al poco tiempo el fabricante advirtió de la necesidad de detener su funcionamiento al detectar el problema de diseño. Los cinco autobuses de hidrógeno de Palma no funcionan actualmente porque habría que importar el combustible de la Península.

El apunte

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