La regulación del número de escalas diarias en el puerto de Palma se produjo a raíz de la confluencia de hasta siete cruceros, lo que provocó el rechazo social y la preocupación del Govern. Esto motivó el acuerdo con CLIA. | Gabriel Alomar

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El Govern comunicó este miércoles a la Autoritat Portuària de Balears (APB) que la regulación de escalas de cruceros vigente en el puerto de Palma se mantendrá hasta finales de 2024 y que la programación para 2025 se deberá analizar con más detenimiento a mediados del próximo año. El Ejecutivo autonómico, a través de la Conselleria de Turisme, ha tomado esta decisión por una cuestión de operatividad de las navieras en su programación de cruceros por el Mediterráneo.

En mayo de 2022, las navieras a título personal y el Govern suscribieron un memorando de entendimiento que buscaba facilitar la gestión de las escalas de barcos de cruceros en el puerto palmesano, escalonando su hora de llegada y regularizar los picos de actividad. La regulación pactada se fijó en tres cruceros por día, uno de ellos megacrucero con una capacidad superior a los 5.000 pasajeros.

«Estamos abiertos a cualquier petición sobre el puerto de Palma con el nuevo Govern», Alfredo Serrano (Director de CLIA España)

Hasta la fecha el acuerdo firmado se ha respetado a rajatabla por parte de las navieras. A partir de ahora, cuando el Consell de Govern lo apruebe, será la Conselleria del Mar las que tenga todas las atribuciones sobre la regulación de los cruceros en los puertos de Baleares. El director de CLIA España, Alfredo Serrano, sobre potenciales cambios, señaló a principios de mayo pasado: «Estamos abiertos a cualquier petición sobre el puerto de Palma con el nuevo Govern».

Programación

Desde CLIA puntualizan que la industria de cruceros se caracteriza por trabajar con una gran anticipación y planificación, lo que supone que la temporada 2024 ya está a la venta e incluso, en algunos casos, también la correspondiente a 2025.

Las navieras, al respecto, necesitan año y medio para realizar toda su programación e incluirla en los canales de comercialización para la venta de reservas. Es por ello, que CLIA mantendrá la regulación pactada durante todo este año y la temporada de 2024. Lo que pueda pasar en 2025 queda sujeto a las negociaciones que tengan lugar en el segundo semestre del próximo año.

En este sentido, la patronal de las navieras añade: «Nos pondremos a su disposición del Govern para conocer de primera mano su visión, manifestarle nuestro deseo de colaboración y ofrecerle detalles de compromiso de las navieras con la sostenibilidad social, económica y medioambiental». Además, reitera su voluntad de trabajar con los destinos en la gestión del turismo de cruceros con el objetivo de maximizar los beneficios que la industria aporta a la ciudad y de adoptar medidas que faciliten la convivencia entre residentes y visitantes.

538 Escalas en 2019

El puerto de Palma tuvo en 2019 un total de 538 escalas. El pasado año, con la regulación vigente, hubo 505 escalas y en 2023 la cifra puede llegar a los 530.

El acuerdo alcanzado en mayo del pasado año fue meramente verbal, pero no era vinculante para la APB ni para Puertos del Estado, que es el organismo que regula la actividad en los puertos de interés general. La APB señaló desde un principio, tras el acuerdo entre CLIA y el Govern, que «Palma es un puerto refugio y no podemos evitar la llegada de ningún buque, ni siquiera de los cruceros, pese a las regulaciones que se acuerden para limitar el número de escalas».

La plataforma antimegacruceros ya ha avisado en varias ocasiones que la regulación acordada entre CLIA y el Govern «es insuficiente y se tiene que reducir mucho más el número de escalas en el puerto». Con el cambio de Govern producido tras el resultado de las elecciones autonómicas del 28M, la situación ha dado un vuelco. La pugna de intereses entre las plataformas anticruceros y comerciantes, restauradores y hasta hoteleros ha sido motivo de presión ante las instituciones.

Con la potencial modificación del número de escalas diarias en 2025, las patronales turísticas, entre ellas la Federación Balear de Transporte, piden al Govern que no se produzca «una concentración horaria ni diaria, ya que hay que dar el mejor servicio a los cruceristas», señala el presidente de la FEBT, Rafael Roig.

El presidente de la patronal de las agencias de viajes (Aviba), Pedro Fiol, afirma que la regulación de las escalas en Palma «se hizo sin fundamento y no tiene que ver en absoluto con la realidad». Fiol cuestiona los criterios con que se formalizó la regulación a tres escalas, por lo que pide concreción «más aún cuando las navieras son las primeras interesadas en la sostenibilidad y el uso de energías renovables».

Desarrollo sostenible en la industria de cruceros

Las autoridades portuarias de Palma, Venecia, Cannes, Bergen, Dubrovnik, Málaga, Marsella, Amsterdam y Marsella acordaron a principios de 2020 en Venecia abogar por un desarrollo sostenible de la actividad de los cruceros y exigir a las navieras que en los puertos europeos se asignen cruceros de menor tamaño por motivos de sostenibilidad.

Todos estos puertos, al que se sumó posteriormente Barcelona, integraron el proyecto ‘Cruise 2030 Call for Action’, impulsado por el puerto de Venecia. El objetivo era encontrar la manera adecuada para que la industria de los cruceros fuera compatible con la demanda de los puertos. El entonces presidente del puerto de Venecia, Pino Musolino, indicó: «Hay que repensar una línea de actuación sin que ello frene el crecimiento de esta actividad económica y la evolución de la industria de los cruceros». Todos los puertos consideraron la necesidad de intervenir de manera coordinada para reducir la presión humana.

Punto de vista
Mónica González

Una ciudad amenazada

Mónica González

Palma, como otras tantas urbes con gran atractivo turístico, se está convirtiendo a pasos agigantados en una ciudad muy poco amable para vivir y uno de los motivos es la saturación de personas (residentes y turistas) –mes tras mes el Ibestat constata récords de presión humana en las Islas–, y por eso es vital que los nuevos gobernantes den continuidad, más allá de 2025, al acuerdo, basado en la buena voluntad, para limitar los cruceros. Está en juego el desarrollo sostenible de la actividad crucerística de Palma, que pertenece al club de las ciudades amenazadas.