El presidente de Asima, Francisco Martorell. | P. Pellicer

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Recientemente reelegido como presidente de la Asociación de Industriales de Mallorca (ASIMA), Francisco Martorell (Mancor de la Vall, 1951) encara su tercer mandato al frente de la patronal. Sus próximos retos: conseguir un plan de mantenimiento para los polígonos, un bus lanzadera que solucione los problemas de aparcamiento en Son Castelló y Can Valero y un departamento público que funcione como ventanilla única para el sector.

¿Han recuperado los volúmenes de actividad previos a la pandemia?
—Lo pasamos muy mal, especialmente las empresas de actividades esenciales que debían mantener el servicio en esa situación. Pero en algunos sectores sí que se puede decir que se han recuperado los volúmenes de actividad.

¿Fue peor el año pasado por el encarecimiento energético y la crisis de suministros?
—Todo fue complicado: la subida de los precios energéticos, la entrega de materiales de los proveedores... No pudimos dar servicio en muchas ocasiones porque el fabricante no podía cumplir con los plazos. Los clientes más fidelizados fueron los que nos esperaron. En Balears tenemos además el hecho diferenciador de la insularidad, que acarrea problemas de distribución y entrega.

¿Cómo maneja el sector los problemas de falta de personal?
—En mi empresa podríamos tener tres oficiales más y asumir más volumen de trabajo pero no conseguimos empleados. De hecho, pusimos anuncios en los medios buscando oficiales y no nos llegó un solo currículum. Conozco casos de empresas en que los nuevos trabajadores duraban una semana, con el sobrecoste añadido en materia de papeleo en la gestoría. La falta de mano de obra formada es uno de nuestros principales problemas. Tenemos que preparar a la gente, especialmente con formación profesional dual porque esta gente será el futuro del sector, trabajadores y futuros empresarios que crearán puestos de trabajo.

¿Qué perfiles son los más demandados?
—Prácticamente todos. Todos los perfiles derivados de la construcción -fontaneros, carpinteros, electricistas...- principalmente. Compañeros constructores tienen incluso problemas para encontrar peones de albañilería. Se están viviendo muchas dificultades y no es un problema de fácil solución porque hay una distorsión del mercado de trabajo.

¿La regeneración del tejido industrial balear es factible o una utopía?
—Es un poco complicado. Se tendría que hacer una apuesta fuerte y decidida por el sector. La realidad es que los polígonos de aquí son de servicios, áreas empresariales multisectoriales y no industriales propiamente dichos, que constituyen tal vez un 5 % del total. Es un servicio circular de cara sobre todo a surtir al sector hostelero, al que proveemos de servicios y suministros. Es una economía circular de cara al turismo.

No solo la vivienda, también las naves industriales son las más encarecidas de España. ¿Por qué?
—El problema es que tenemos las naves que tenemos y la normativa urbanística nos perjudica mucho. Las necesidades de los polígonos se han ido adaptando a las necesidades. Entre Son Castelló y Can Valero hay más de 2.000 empresas y más de 20.000 trabajadores, lo que representa más del 20 % del PIB de Balears.

Encara su última legislatura. ¿Qué objetivos se ha marcado?
—Siempre hemos sido una asociación muy proactiva y con la mano tendida a las administraciones y me gustaría mantener toda esa colaboración público-privada que hemos tenido siempre. Reivindicamos sobre todo que se haga una dirección general que aglutine los 53 polígonos de Balears y los coordine. La mayoría tenemos problemas comunes, por lo que si también se creara una federación de asociaciones industriales sería muy bueno para interlocutar con la Administración pública.

¿Qué espera del nuevo Govern y qué le pediría?
—Les pediremos la puesta en marcha de la dirección general que he mencionado y también un transporte público, en forma de autobús lanzadera o similar desde la Plaza de España que lleve directamente a los polígonos de Son Castelló y Can Valero con un trayecto que los circunvale y recorra todo su perímetro. Sería muy útil para los trabajadores y no haría falta ocupar espacio que los clientes necesitan y no encuentran. Es una demanda histórica, se podría decir. Por otro lado, pedimos al Ayuntamiento que cuide las aceras, que tienen tramos hasta peligrosos porque las raíces de los árboles han levantado parte del adoquinado.

El sector del metal acaba de poner fin a un largo conflicto por las subidas salariales. ¿Cuál es su valoración?
—Creo que la mejor manera de resolver conflictos laborales como este es mediante el diálogo entre patronal y sindicatos. Buen ejemplo de ello es el V Acuerdo para el Empleo y la Negociación Colectiva alcanzado en mayo entre patronales y sindicatos a escala nacional, que establece un crecimiento salarial del 4 % para este año y del 3 % en 2024 y 2025. Eso se traduce en paz social para el próximo trienio.