La masona Patricia Planas | M. À. Cañellas

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Cuando tenía 20 años, Patricia Planas (Barcelona, 1968) hizo por casualidad una entrevista a un masón. Ese momento fue como una puerta a algo que desconocía pero que empezó a interesarle enseguida. «Una atracción», referirá más abajo, que le llevó a forjarse como masona durante los años siguientes. Su último gran reconocimiento fue convertirse en Gran Maestra de la Gran Logia Femenina de España entre 2015 y 2018. Este viernes visitó la Isla invitada por la Gran Logia Provincial de Baleares en un acto celebrado en la Casa del Libro.

Va hacia la masonería o la masonería llega a usted?
—Podríamos decir que ambas a la vez. Cuando tenía unos 20 años hice, de forma casual, una entrevista a un masón. A medida que iba avanzando en aquella entrevista me fui sintiendo atraída e interesada en formar parte de la masonería pero, desgraciadamente, al final el entrevistado decía que la masonería estaba vetada a las mujeres. Fue años más tarde que, hablando con un amigo, descubrí que existía masonería femenina. La busqué por internet y contacté por mail con la Gran Logia Femenina de España. A partir de ahí se inició mi camino.

Así pasaron los años hasta convertirse en la Gran Maestra. ¿Qué defiende la masonería femenina en comparación con la de hombres?
—La masonería femenina, a diferencia que la de los hombres, pone el énfasis en la emancipación de la mujer y por tanto hay algunos símbolos propios del trabajo femenino que quieren resaltar que no hay masonería sin emancipación de la mujer. Prueba clara de ello son las divisas que definen a la masonería: libertad, igualdad y fraternidad que, en nuestros tiempos, debe incluir a hombres y a mujeres porque estas divisas son valores universales que no pueden negarse a ningún grupo humano.

¿Y la simbología es la misma que en las logias masculinas?
—La simbología es la misma en todas las organizaciones masónicas, las diferencias que pueda haber no son de género, son de la evolución de las diferentes tradiciones masónicas. Si reúnes a masones y masonas que trabajan en logias femeninas, masculinas y mixtas procedentes de 100 países diferentes en el mini estadi del Barça, pones a prueba la universalidad de la masonería porque todos ellos se encontrarán como en casa y se van a entender hablando de símbolos por encima de las barreras culturales, del lenguaje, de género y de religión.

Todavía no existe ninguna logia femenina en Baleares. ¿Algún día será una realidad?
—Hace tiempo que estamos trabajando en ello y esperamos conseguirlo bien pronto. Vamos a facilitar que las mujeres de Baleares nos conozcan y a las que estén interesadas, puedan ponerse en contacto con nosotras.

Ha llegado usted a liderar a unas 600 masonas en España. ¿En qué momento se encuentra la masonería femenina?
—En la actualidad, está más activa que nunca en todo el mundo, y existen vínculos y relaciones entre todas sus integrantes. En 1982 se creó el Centre de Liaison International de la Maçonnerie Féminine (CLIMAF), que representa a más de 25.000 mujeres masonas y tiene como objetivo crear un espacio de reflexión, intercambio y acciones conjuntas que sirvan para promover los valores masónicos universales y democráticos. En 2022, se firmó un acuerdo de colaboración entre el ese Centro y la Federación Americana de Masonería Femenina, con el fin de unir fuerzas y llevar a cabo proyectos conjuntos. La Gran Logia Femenina de España ha sido determinante en el acercamiento de estas dos grandes organizaciones masónicas femeninas.

¿Qué hay de mentira en lo que se dice de las logias? Porque aún se habla de que es una secta y perpetúa el ocultismo.
—En estos momentos, solo critican la masonería sectores extremistas políticos y/o religiosos. La masonería en el siglo XXI forma parte de la sociedad en la que vive. Es un elemento vivificador de la vida social y de la democracia, una escuela de promoción de ciudadanos que defiende la libertad de conciencia, publica buena parte de sus trabajos y a través de la red se puede acceder a las distintas organizaciones masónicas. Es una asociación de personas con inquietudes para conocer y conocerse mejor a ellas mismas y ayudar a mejorar la sociedad. Por lo tanto, esas que esas voces que critican la masonería, se desprestigian a sí mismas.

De no ser masona, ¿qué otros movimientos intelectuales le llaman la atención?
—Siendo masona me llaman igualmente la atención diversos movimientos, básicamente la defensa de los derechos humanos, y todo lo que pueda provocar dolor y sufrimiento al ser humano y ayudar, en la medida de lo posible, a paliar ese dolor. En este sentido trabajo con personas que conviven con el dolor ya sea físico o emocional.