La custodia con el Santísimo, bellamente engalanada, estuvo    seguida por una gran multitud. | M. À. Cañellas

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La fiesta del Corpus Christi ha sido celebrada en Palma este domingo con un brillo muy especial. La Seu, que lució sus mejores galas, se quedó pequeña ante la cantidad de fieles asistentes a la misa estacionalque presidió el obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull, que concelebró con el cabildo y numerosos sacerdotes de la Diócesis y a la que asistieron en mayor número que en años anteriores. La Capella de la Seu cantó la Misa de Ángelis    en su formato original, por lo que el pueblo pudo contestar    de forma fluida y también participó el coro Vermells de la Seu.

En el tanscurso de su homilía, el obispo de Mallorca, Sebastià Taltavull,    se refirió al sacramento de la Eucaristía y llamó a responder con valentía, como pide el papa Francisco, a desafíos actuales «como el miedo y la desesperación, como la falta de respeto y la violencia, como la desigualdad y la exclusión». Taltavull mencionó a las familias que se enfrentan al alto precio de la vivienda, que definió como un problema estructural «que pide una solución que va más allá de cualquier gesto de generosidad personal, familiar o ciudadana. Por eso, debemos decir no a una economía de la exclusión, fruto de una cultura del descarte; no a la nueva idolatría del dinero; no a un dinero que gobierna en lugar de servir; no a la desigualdad que genera violencia; no al predominio de una cultura líquida que vive de la apariencia y prima las cosas exteriores, inmediatas, visibles, rápidas, superficiales, provisorias». Animó, por contra, a decir sí a una ética que permita crear un equilibrio y un orden social más humano y más justo, y que impida la globalización de la indiferencia. «También a esta realidad de pobreza ­­-prosiguió- debemos llevar el Evangelio, debemos llevar a Jesús. Es lo que intentamos desde la organización eclesial de Cáritas».

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Imagen de la Seu totalmente abarrotada de fieles.

Finalizada la misa, seis miembros de la cofradía de penitentes de la Santa Faz, que este año cumple su centenario, y dos cofrades solidarios de otras dos cofradías    portaron el palio para el traslado de Jesús Sacramentado a la custodia.

A continuación se inició la procesión, hacia Mirador, Palau, Sant Pere Nolasc, Morey, Plaça    Santa Eulàlia, Cadena, Cort, Palau Reial y la Seu, encabezada por con    los jinetes de Sa Montada, Tamborers de la Sala, Cossiers y Cavallets de la Escola de Música i Dansa de Mallorca y grupo de payeses ataviados con sus mejores galas. Siguió sa Lledània, portada por miembros de las cofradías de penitentes; estandartes cofrades, banda s’Almudaina, Vermells de La Seu    y, precediendo el clero,    las insignias de la Seu, el tintináculo y el conopeo. La salida de la custodia con Jesús Sacramentado,    fue saludada por la Banda Municipal de Música, con el tema eucarístico, Cantemos al amor de los amores, coreada por personas que esperaban frente al portal mayor. La procesión estuvo presidida por monseñor Sebastiá Taltavull y presenciada por numeroso público durante todo su recorrido, con multitudinario acompañamiento.

Un año más el edificio de Cort permaneció sin engalanar y totalmente cerrado, al igual que el del Consell Insular de Mallorca. Delante de esta institución se situaron algunos políticos del PP, al igual que en la sede del este partido que sí lució un damasco en su fachada.