Imagen de archivo de la zona de reanimación del hospital Son Espases | M. À. Cañellas

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Se acerca el verano y, en el ámbito sanitario, se prevén los mismos problemas de siempre: el personal se va de vacaciones, hay problemas para sustituirlo, se cierran camas y también quirófanos. Las consecuencias se verán en forma de saturación de Urgencias por los picos asistenciales y, de forma más discreta, repercutirá en unas listas de espera que siguen comprometidas.

El Sindicato de Enfermería SATSE, desplegado en todos los centros sanitarios, advierte de que ya han empezado a cerrarse unas cerca de 160 camas hospitalarias en Mallorca, una cifra extraoficial, de elaboración propia, pues el IB-Salut no ha facilitado la suya.

El grueso, como es habitual, correspondería a Son Espases con un centenar. Desde el hospital de referencia reconocen que habrá una disminución de la actividad programada y que se aprovechará para realizar obras de mantenimiento.

La gerencia de Son Llàtzer es más específica, y concreta que cerrarán cuatro de sus 12 quirófanos. Además rebajará la actividad de consultas externas un 8 % en junio, un 13 % en los meses centrales del verano y hasta un 9 % en septiembre. Por otra parte, en su plan de vacaciones se incorporarán 88 trabajadores con especial atención a las unidades que tienen que tener coberturas al 100%, y contratos específicos de guardias. Pese a todo la previsión de cierre es de 30 a 40 camas, según el SATSE. El hospital comarcal de Inca ha especificado que cerrará dos quirófanos, y el de Manacor que intentará mantener la cobertura de Urgencias y la apertura total de todas sus plantas.

Con esta adaptación para una época en que se incrementa la población flotante de las Islas, ya se sabe: «habrá picos de demanda alta y, si reduces un 15 % las camas disponibles, se saturará el sistema, como cada año», avisa Jorge Tera, secretario general del sindicato profesional. «Habrá más de cien contratos sin dar de nuevo este verano y, en caso de necesitarlo, no se pondrán montar plantas», augura, por la experiencia de años anteriores.

El problema es siempre el mismo «no hay enfermeras en el país, o hay pocas, y no se fomenta el empleo estable o de larga duración», lamenta Tera. El impacto «evidente», augura, irá mucho más allá de las imágenes, denunciadas a menudo en verano, de pacientes hacinados en los pasillos de Urgencias esperando el ingreso hospitalario, pues con más población y más actividad de ocio hay más ahogamientos o traumatismos. También se verá a la larga, pues «tener 150 camas cerradas durante tres o cuatro meses significa que se operará menos y eso repercutirá en las listas de espera», subraya Tera.

Punto de vista

Trabajos en la privada, para llegar a final de mes

Si bien entre los médicos hay una fuga de profesionales a las clínicas privadas donde se les remunera mejor, para las enfermeras esta opción se convierte en una oportunidad para completar el sueldo y llegar a final de mes. Sin embargo, «las privadas no pagan bien y cada enfermera debe atender a más pacientes, empeora la asistencia», señala Tera.