Israel Molina, jugando con su hijo Iago, de tres años, en un parque. | Pilar Pellicer

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Israel Molina es padre de Iago, un niño de tres años y diez meses que lleva meses esperando un diagnóstico por parte de especialistas a fin de saber si puede tener un Trastorno del Espectro Autista (TEA): «Al año, ya notamos en Iago un desaprendizaje. Hay habilidades que adquirió a los meses de vida pero que con el tiempo retrocedió, como por ejemplo que no te mire a los ojos o que alinee sus juguetes. Para nosotros, ver esto y no saber qué le ocurre, si tuviera autismo o no, es un drama y a mí me genera mucho estrés y ansiedad», asegura Molina.

Ha tocado todas las puertas, visitado a pediatras y sigue esperando a que le deriven a neuropediatría. «Llevo seis meses indagando por internet, leyendo todo del TEA porque no tengo más información. Incluso he llegado a leer todo un trabajo de fin de grado. Al no saber qué le pasa, no puedo sobrellevar el duelo (aceptación), aparte de que no podemos acogernos a los recursos», lamenta, que, por otra parte, sí ha encontrado refuerzo y apoyo de otros padres y profesionales en la Fundación NEMO.

Desconocimiento

Israel es uno de las decenas de familias que están en la misma situación que él, según ha podido averiguar. Asegura que conoce a unos padres «que llevan desde 2019 sin que diagnostiquen a su hijo». Lo que ha podido percibir en sus visitas a los Centros de Salud es que «hay cierto desconocimiento profesional» y lamenta que esto se deba a «la falta de especialistas, y en concreto de neuropediatras».

Israel Molina añade a esto incongruencias, como que pueda inscribir a su hijo a un colegio público como menor con Necesidades Educativas Especiales (NCE) «simplemente con un informe de una trabajadora social del Ajuntament de Palma. En cambio, no tiene ningún diagnóstico». A la hora de buscar escuela, ha sentido mucho estrés porque dice que «solo dan una de cada 25 plazas a NCE y sé que hay más padres igual de preocupados que yo».

A todo esto, observa que hay mucha indefensión en este colectivo de familias, sobre todo porque cree que no están claros los protocolos de derivación por parte del personal de Atención Primaria. Israel lleva seis meses a la espera de empezar el recorrido de especialistas a fin de descartar posibles problemas a su hijo. Además, lamenta que haya «muchos clichés por parte de profesionales sobre el TEA, algo que nos duele como padres».

El apunte

El IBSMIA diagnostica posibles tratornos en la infancia desde 2010

El Instituto Balear para la Salud Mental de la Infancia y la Adolescencia (IBSMIA) es el organismo que da respuesta a los problemas de salud mental de los niños y de los adolescentes. Desde el IB-Salut, corroboran que la institución, que nació en 2010, cuenta con un equipo multidisciplinar. Los centros de salud y educativos son los que notifican posibles trastornos a diagnosticar.En caso de un TEA, el propio equipo lo deriva a neuropediatría.