María José Guerrero lleva desde 2012 como delegada territorial de la Aemet en Balears. | Pere Bota

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No se altera casi nunca, así que podríamos decir que, climatológicamente hablando, María José Guerrero es de temperamento apacible. Nada tormentoso. Lo que no significa que no le ponga pasión a las cosas. Todo lo contrario. Cuando toca el tema del calentamiento global y el cambio climático se torna vehemente y advierte que, en términos científicos, es una realidad. Y como muestra, un botón: Los veranos, de media, son ya 20 días más largos que en los años 80.

Hoy, a 28 de abril, llegaremos a los 32 grados en la Isla. ¿El tiempo ha enloquecido?
—Es cierto que hoy está prevista esa temperatura, y mañana incluso 35 grados. De noche las mínimas serán de entre 15 y 22 grados, por lo que podemos hablar de noches tropicales. Pero también hay que puntualizar que el domingo llega un frente frío, con inestabilidad y un descenso acusado de las temperaturas, de unos diez grados. Y lluvia y barro.

De seguir así, ¿acabaremos yendo a la playa en febrero?
—Le puedo decir que a final del siglo iremos a la playa a principios de mayo. Ahora, lo normal es ir en julio y agosto. Hay un dato objetivo, desde los años 80 hasta ahora los veranos son veinte días más largos. La primavera comienza antes y también acaba antes. El otoño empieza más tarde. La conclusión, pues, es que el invierno es cada vez más corto. Este año ha durado un mes o mes y medio. Es la tónica que observamos.

¿Qué opina de los negacionistas del cambio climático?
—Bueno, cada uno es libre de opinar, pero los datos dicen que el cambio climático es una realidad. Está subiendo la temperatura del planeta, los fenómenos extremos son más frecuentes, hay granizo de gran tamaño, lluvias fuertes, ‘caps de fibló’. Si alguien niega eso... La opinión de la Agencia está avalada por datos objetivos.

¿Podría ser que el asunto se está politizando?
—Pues no lo sé.

Con los datos que tienen en la Aemet, ¿cómo afectará el cambio climático a Mallorca?
—Según los datos que recabamos a diario hemos observado que la temperatura sube medio grado cada diez años. En 100 años está previsto que suba 5 grados más. Eso es muchísimo. Las predicciones de París hablan de un grado y medio. Y nosotros, en cambio, hablamos de 5. Se trata del calentamiento global y el cambio climático.

¿Cómo lo notaremos?
—Las olas de calor serán más largas y habrá más noches tórridas y tropicales.

A este ritmo, ¿En cien años llegaremos a los 50 grados en verano?
—Eso es difícil de decir. Hoy por hoy, con las herramientas que tenemos, no se puede diagnosticar. Eso es un detalle, no un valor medio. Le puedo hablar de las precipitaciones.

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Adelante.
—Disminuyen un 1% cada diez años. Es poco. Pero observamos que la intensidad de las precipitaciones es mayor. No la cantidad. Las precipitaciones se concentran mucho en poco tiempo.

Antes, los hombres del tiempo tenían fama de ser muy fallones en sus pronósticos. ¿Se han perfeccionado mucho las previsiones con los avances técnicos?
—En este punto le tengo que hacer una puntualización: ¿Qué se necesita para hacer una buena previsión? Pues son clave las observaciones en tiempo real, tener buenos modelos numéricos, ordenadores muy potentes, conocimientos meteorológicos para interpretar los mapas. Desde hace cuarenta o cincuenta años disponemos de más estaciones meteorológicas que nos dan valores de humedad, de presión... Ahora lanzamos globos, tenemos datos de satélites, boyas en el mar. Todo ese conjunto son la base para las ecuaciones. Cuando yo empecé, las resoluciones no eran como las que tenemos actualmente.

¿Eso quiere decir que eran más fallones?
—Pues sí, pero porque no disponían de las mismas red de observaciones y los ordenadores eran menos potentes.

¿Será un verano de récords históricos meteorológicos?
—Eso es difícil de saber. Es un detalle y las previsiones son más globales. Desde mayo a septiembre creemos que la temperatura será más alta de lo normal. Pero que haya récord o no es un pronóstico reservado. No se sabe.

¿Si tuviera que apostar?
—No lo haría, porque me ciño a los modelos.

Los ‘hombres del tiempo’ de Telediario gozaban de una gran popularidad desde hace cincuenta años. No me puedo resistir: ¿Usted era más de José Antonio Maldonado o de Paco Montesdeoca?
—(Ríe). Ni uno ni otro. Yo soy más de Mariano Medina. En mi casa, cuando era pequeña, era casi como de la familia. Mi padre tenía tierra y esperaba las lluvias como agua de mayo. En cualquier caso, si tuviera que elegir entre los dos que me ha dicho, me quedo con Maldonado. Recuerdo que recién entraba yo cuando él se despedía.

¿Qué aficiones tiene una meteoróloga?
—Bueno, los hobbies cambian con la edad. Y sobre todo con las limitaciones de ir envejeciendo. Yo soy deportista. De sillón y también de practicarlo. De joven jugaba a voleibol y sobre todo a balonmano. También he practicado natación, tenis y pádel. Ahora voy al gimnasio. También me encanta estar con los amigos y la familia.

¿En casa ven la información del tiempo de la tele?
—Sí, claro.

¿Se escandaliza?
—No, qué va. La verdad es que están muy informados.