Las explotaciones menos mecanizadas y más dependientes de mano de obra, las más afectadas.  | Gemma Andreu

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La subida del Salario Mínimo Interprofesional (SMI) aprobada este martes por el Consejo de Ministros conllevará un nuevo encarecimiento de los alimentos, según advierte el sector agrario balear. Argumentan que el suyo es uno de los sectores con un mayor peso específico de mano de obra afectada y, a la vez, con un menor margen de maniobra para compensar el aumento de costes de producción; el encarecimiento energético ya disparó el precio de la cesta de la compra y esta medida va a suponer una nueva vuelta de tuerca a la inflación alimentaria del último año.

La primera e inevitable consecuencia, alertan, será la repercusión en el precio de los productos alimentarios. La segunda será la destrucción de puestos de empleo. Así lo afirma el gerente de Asaja-Balears, Joan Simonet, quien asegura que esta subida «como siempre la acabará pagando el consumidor». Algo que solo se podría evitar, añade, con una política de bonificaciones a la Seguridad Social que compense el incremento de los costes sectoriales de producción. El sindicato CCOO publicó un informe que reflejaba el gran impacto que la subida del SMI hasta los 1.080 euros tendría en el sector agrario. Concretamente, detalla que casi la mitad (47 %) de la población asalariada a jornada completa en la agricultura y la ganadería se verá beneficiada. Una incidencia especialmente elevada frente a la que, por ejemplo, presenta el sector servicios (14,5 %) o la media de la totalidad de sectores (13,7 %).

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Para Simonet, la reducción de puestos de empleo es un riesgo real, aunque cree que la primera salida que se planteará el agricultor será la de repercutir ese coste extra en los precios de sus productos. Así lo razona: «El 50 % de los costes de producción de una empresa agraria son de la mano de obra, salvo que sean empresas con una actividad ya muy mecanizada. Si los salarios suben un 8 %, los costes lo harán un 4 %, que es lo que tendrá que encarecer sus productos. El intermediario hará lo mismo para mantener sus márgenes de beneficio y será el consumidor el que al final se encuentre los precios un 8 % más altos en tiendas y supermercados. Es un incremento exponencial que a lo que lleva es a aumentar la inflación».   

En este contexto, asegura que es el pequeño productor el que se verá más afectado, al estar más vinculado por lo general a una actividad más manual y menos mecanizada y, por lo tanto, ser más sensible a los aumentos de costes de la misma. Por otra parte, aunque el SMI    está muy ligado a temporeros con periodos de trabajo por lo general reducidos, esa variable viene determinada por el tipo de producción. Es decir, que la repercusión será mayor en aquellos productores dedicados a cultivos que requieren periodos de tiempo más prolongados, como las hortalizas , con una temporada de ocho o nueve meses de duración que dilata la necesidad de mano de obra. Eso puede llevar, «a que los que cultivan hortaliza, por ejemplo, se pasen a los cereales, que necesitan menos mano de obra, y despidan a trabajadores». Otra consecuencia será un menor acceso a determinados productos locales.

El apunte

Un 90 % de mano de obra perdida en 40 años en Baleares

La pérdida de mano de obra en la agricultura ha sido una constante en todo el Estado desde 1982, primer año del que la Seguridad Social guarda estadísticas. Y la progresiva desaparición de explotaciones y puestos de trabajo en los últimos ha sido proporcionalmente mucho mayor en el archipiélago balear. España ha perdido en ese tiempo un millón de trabajadores, el 60 %; Balears, mientras, pasó de 20.700 a 2.400, casi un 90 % menos.

Punto de vista
Germà Ventayol

Dignificación

Germà Ventayol

Al gerente de Asaja le sobra la razón, la subida del SMI repercutirá en el precio de los alimentos, como también lo hace el precio de los combustibles y los fertilizantes. Cierto que todo lo relacionado con la cesta de la compra requiere tacto, el impacto en la economía familiar es inmediato. No obstante, atribuir al SMI la subida de los productos agropecuarios es injusto; cualquier persona sabe que desde hace meses llenar el carro de la compra se ha encarecido con independencia del sueldo de quienes trabajan en el campo. Dignificar los salarios en nuestro país es una tarea todavía pendiente –en todos los sectores–, competir a la baja es una práctica que hay que ir desterrando de estos lares.