Durante los últimos días del año se pueden tomar algunas medidas que ayudan a tener un resultado más favorable en la declaración de la renta. | @ cookie_studio

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El año 2022 está a punto de finalizar y aún hay tiempo para tomar algunas medidas en materia fiscal que nos permitan tener un resultado más beneficioso en la declaración de la renta, que tendremos que hacer la próximo primavera. «Aunque muchos perciben la próxima declaración de la renta como algo muy lejano es ahora, en el momento final del año cuando el ciudadano tiene que hacer los deberes: analizar si lo pagado es suficiente o no, la conveniencia de modificar las retenciones y por supuesto, analizar las deducciones para reducir la factura fiscal», ha argumentado Antonio Gallardo, economista de Futurfinances.

En este sentido, ha argumentado que «desde que arranca el año y hasta el último día, el contribuyente puede actuar para intentar ajustar y mejorar su fiscalidad, algo que no muchos hacen. La razón, es que la liquidación de los impuestos, la presentación de la declaración es muy tardía, aunque adelantada en su arranque, se realiza entre los meses de abril a junio. Es en esos momentos cuando muchos se arrepienten y en ocasiones toman medidas para mejorar su resultado fiscal, pero ya actuando para el siguiente ejercicio».

Por ello, insta a repasar las retenciones a las que estamos sujetos. «El punto de arranque es controlar lo que hayamos pagado o estamos pagando. Ya no se pueden rectificar, pidiendo que se aumenten pero si se deben analizar para ver si el resultado puede ser a pagar o a devolver cuando hagamos la declaración. Estas retenciones a cuenta que tenemos en la nómina, en las facturas que giran los autónomos o en los intereses de cuentas y depósitos, por ejemplo, son anticipos de lo que vamos a pagar y no cantidades definitivas. Por tanto, pueden darse dos casos: que sean insuficiente y tengamos que abonar una cantidad adicional cuando hagamos la declaración o que paguemos de más y tengamos el derecho a devolución de parte de estas cantidades adelantadas».

Gallardo advierte que «según la naturaleza de nuestros ingresos, la declaración y su resultado puede ser más fácil o más complejo de determinar. El más sencillo lo tenemos, por ejemplo, en un asalariado, especialmente si no tiene otros ingresos importantes. Su empresa tendrá como objetivo que las retenciones tengan un efecto neutral, es decir, que lo que retenga a lo largo del año sea lo más parecido al resultado de su declaración con el objetivo de que el resultado positivo o negativo sea muy pequeño. Pero hasta en estos casos, el contribuyente tiene la última palabra». A estas personas les recomienda «tener muy en cuenta si ha habido cambios positivos o negativos que se han debido trasladar a un descenso o un aumento de retenciones. Entre los primeros, por ejemplo, destaca en el descenso el haber tenido un hijo en el año; por el contrario, tiene un efecto fiscal negativo acabar con la deducción por compra de vivienda habitual».

El citado economista también puntualiza que «la empresa o no conoce todas estas circunstancias o en algunos casos puede no estar obligada a cambiar esta retención, como cuando un contrato es inferior a un año. En este caso, la retención mínima obligatoria es de tan sólo un 2 %. Si ha tenido o tiene otros ingresos, esta retención puede ser insuficiente y el contribuyente tendrá que pagar a la hora de su declaración». Preguntado por si conviene elevar la retención, responde que «si pensamos sólo en términos financieros siempre es mejor pagar menos mes a mes por anticipado y liquidar más tarde (hasta el 30 de junio de 2022 en este caso), pero sin olvidar esta circunstancia, es decir, que debemos tener ese dinero disponible para realizar el pago. También la Agencia Tributaria nos ofrece una ventaja adicional, no tenemos que abonar la totalidad a pagar en ese momento, podemos aplazar un 40 % hasta el mes de noviembre sin ningún coste o interés. Pero aún así, son muchos los que prefieren retener más para no tener sustos a posteriori».

Aportaciones a los planes de pensiones

Gallardo subraya que una de las mejores acciones que podemos realizar antes de finalizar el año para tener una declaración de la renta más positiva es contratar productos que generen deducciones fiscales o realizar aportaciones a la misma. «Uno de los ejemplos más claros lo tenemos en los planes de pensiones u otros productos de previsión para la jubilación, aunque estos han pedido atractivo especialmente desde el año 2021. Estos permiten una reducción imponible del impuesto, pero con unos límites que actualmente son de 1.500 euros (500 euros menos que los 2.000 euros del año anterior) por lo que lo primero que tendrá que hacer antes del cierre del año es ver si hemos o no superado estos límites y si podemos hacer una aportación adicional». «Lo aportado siempre hará disminuir lo que paguemos por nuestros impuestos, e incluso, llevar a que la declaración sea negativa; a la vez que vamos aumentando nuestro capital de cara a nuestra jubilación, por lo que es muy atractivo considerar este tipo de aportaciones».

Analizar todas las deducciones y justificarlas

Otro de las opciones para «maximizar nuestras deducciones es estudiarlas, especialmente las del tramo autonómico del impuesto. Actualmente, aunque hagamos una sola declaración, distribuimos la cantidad a pagar en dos tramos: uno para el Estado y otro para la autonomía. Estas tienen deducciones de todo tipo y variables según la comunidad: libros de texto, gastos de cuidado de menores o de ascendientes mayores de 65 años, cursos de idiomas… Las posibilidades son muchas y en bastantes ocasiones pasan desapercibidas por el contribuyente».

El economista señala que «este año ya han ganado peso las deducciones por rehabilitación de vivienda, tanto autonómicas como nacionales, especialmente en lo relacionado con obras cuyo fin es la mejora de la eficiencia energética». Por último, asegura que «para evitar perder deducciones, hay que conocer y estudiar en que consisten, si tenemos derechos a la misma y asegurarse de que se cumplen los requisitos recabando en este tramo final la información necesaria que justifique la misma (con facturas de gasto, por ejemplo) de cara a presentar nuestra declaración en la próxima primavera. Lo importante es que el contribuyente controle sus ingresos y gastos deducibles y vea todas las posibilidades de mejora fiscal, que -aunque limitadas- siempre son positiva».