El concurso de calabazas de Muro pasará este año a la historia por su bajo peso. | Maria Nadal

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No hay setas, se retrasa la miel de otoño y las calabazas se pudren. Veinticinco años después del ‘boom’ de las ferias temáticas de Mallorca, todas ellas vinculadas a los productos de la tierra, el cambio climático está poniendo en apuros a productores y ayuntamientos.

El Concurso de la calabaza de la Fira de Muro 2022 pasará a la historia por su récord de bajo peso. La balanza marcó 20,02 kilos, 66 kilos menos de los que pesaba la calabaza autóctona que se alzó con la victoria en 2019. «Desde el día que la cortas de la mata hasta que se produce la pesada la calabaza puede perder hasta un kilo al día, buena parte de los productores habituales no llegaron a concursar este 2022 porque sus calabazas se pudrieron antes de la pesada», explica el alcalde de Muro, Miquel Porquer.

«No es el primer año que nos pasa. Tenemos claro que hay que buscar una solución y tenemos que hacerlo antes del mes de febrero que es cuando se siembran las calabazas. Haremos una reunión con los productores para decidir juntos qué vamos hacer. Entre otras cuestiones barajamos la posibilidad de adelantar la pesada del concurso a la primera o segunda semana de septiembre y mantener la celebración de la Fira en su calendario habitual, apostando por un modelo de feria gastronómica basada en los productos elaborados por calabaza», dice Porquer.

El de Muro no es un caso único en el calendario de ferias de Mallorca, en el que cualquier cambio de fechas puede provocar un efecto dominó y es que unos y otros se han ido posicionando estos 20 años para ampliar la oferta y evitar solapar en la medida de lo posible este tipo de eventos.
La Fira de l’Oliva, que se ha celebrado este fin de semana en Caimari fue la prionera de las ferias monotemáticas. Nació con la idea de poner en valor los productos de la Serra de Tramuntana. Veinticinco años después se mantiene fiel a su esencia, es una de las que tienen más demanda de artesanos y productores y más éxito de público, pero este año ha habido menos aceituna.

«El cambio climático por mucho que algunas personas lo quieran negar nos está afectando mucho. La cosecha en los olivares de la Serra ha sido muy inferior a la de años anteriores. Por suerte nuestros productores acostumbran a reservar buena parte para venderla en la Fira», dice el alcalde pedáneo de Caimari, Tòfol Barceló.

En Llubí también ha habido menos miel que otros años. Los apicultores han agotado este fin de semana su stock tras un verano en blanco y una cosecha tardía de la miel de otoño debida al retraso en la floración. «Lo ideal sería retrasarla dos semanas» opina el presidente de los apicultores de Baleares, Garrit Parra.

La alcaldesa de Llubí, Magdalena Perelló explica que «aunque sabemos que este año hay muchos productores que recogen más tarde, no nos han pedido que movamos la feria en el calendario. De hecho hace unos años se hacía una semana más tarde pero se cambió para no coincidir con la Fira de sa Pobla. Si los productores consideran que conviene cambiar la fecha se estudiará. Preferimos cambiar el calendario antes que dejar que se pierda», dice.