Fachada de una inmobiliaria de Palma. | M. À. Cañellas

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Un piso antiguo en un barrio alejado del centro, de unos 90 metros cuadrados y con dos habitaciones, ya no es una opción para una familia estándar y mileurista. En Palma no hay inmuebles por menos de 950 euros al mes. Encontrar un alquiler en la capital balear se ha convertido en unos juegos de hambre donde no vale el quien más corra, sino el que más dinero tenga. Los jóvenes son el público que menos oportunidades tienen en el mercado inmobiliario ni para alquilar ni para comprar. Lo primero, porque las condiciones que hoy en día piden son casi inasumibles para una pareja: tres últimas nóminas, dos o tres importes por adelantado, la fianza, y en caso de ser autónomo que el alquiler no supere el 40 % de tus ingresos para así asegurarte de que llegas a fin de mes.

«Dos de cada cinco quejas que nos llegan están relacionadas con el alquiler, y el 99,9 % de estos casos son por problemas de abuso de propietarios particulares», destaca Alfonso Rodríguez, presidente de Consubal. Cada día es habitual que lleguen reclamaciones sobre este temas: «Los alquileres se han convertido en un problema mayor para nosotros». Hay casos desorbitados, como el que cuenta Rodríguez sobre un matrimonio mayor que llevaba 19 años pagando 550 euros al mes y al renovarles el contrato ahora les piden 1.100 euros.

Pedro Santandreu y su gato Alexis, en su nuevo piso de Manacor.
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El vicepresidente del Colegio balear de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria (Api), José Miguel Artieda, advierte que el precio del alquiler es un 40 % mayor que hace cinco años. «La situación será peor cuando se note la subida del tipo de interés, que todavía no ha llegado, con lo cual habrá más problemas para optar a un alquiler». El perfil que asume este incremento, dice, son personas que se desplazan a Palma por trabajo, mayoritariamente «médicos o técnicos. Aquí las familias monoparentales tienen un serio problema, se plantean otro tipo de condiciones, como habitaciones compartidas».

Comprar en la Part Forana

Lo que hace esta jungla del alquiler es expulsar a la gente a la Part Forana, donde todavía la imagen inmobiliaria se presenta con más oportunidades. Pedro Santandreu, 25 años y fontanero, toda su vida ha vivido en los alrededores de Manacor. Él buscaba un piso por esa zona y, aunque le ha costado un año y pico de búsqueda, hace poco lo encontró: un piso grande por 138.000 euros. «En Palma era imposible, uno tiene que ser realista y más teniendo estos sueldos», reconoce. En un principio, Pedro buscaba una vivienda a reformar desde 100.000 euros, pero asegura que este tipo de ofertas «son mínimas», no encontró: «Cuando me puse a mirar inmuebles por primera vez, pensaba que los precios serían más baratos en general. Tengo amigos que están buscando pero a día de hoy no encuentran nada».

Pedro está pagando una hipoteca de 380 euros, pero su situación, de momento, le ha llevado a tener que alquilar dos habitaciones de su piso a unos amigos: «Es una forma de que pueda gestionarme la hipoteca y así no tener que renunciar a mis cosas del día a día». Porque ante todo recuerda que en fontanería «el saldo no es muy alto». Los propietarios de pisos cada vez exigen más condiciones por varios factores: por el auge de la ocupación ilegal, por la inflación generalizada y por miedos a problemas con el inquilino. La presidenta de Api, Natalia Bueno, constata que «hay falta de oferta en las Islas, que se acentúa sobre todo en Mallorca y en Ibiza. Muchas opciones ya aplican la vivienda compartida o el alquiler de habitaciones». Y al final, el joven es el último mono. El mercado balear hoy aparece casi sin pisos a la venta, y los que hay por menos de 200.000 euros están para reformar o en barrios conflictivos.

El apunte

Los seguros para evitar impagos, muy reclamados

Desde el Colegio balear de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria constatan un incremento de las demandas de propietarios de seguros que garantizan el cobro del alquiler en caso de impago del inquilino. Estas aseguradoras responden por el propietario y cuya póliza cuesta un 4 % de la renta total anual. Sin embargo, lo que se está dando y denuncia Consubal es que este tipo de pagos los asume «indirectamente» el inquilino en su renta mensual, en lugar de asumirlo el propietario.