Josias Puig, con un retrato de la reina, tras sacarse la doble nacionalidad. | Ultima Hora

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Era de esperar que la noticia menos deseada por los británicos fuera la más esperada por toda esta población, incluso por los mallorquines desperdigados por ciudades inglesas. La reina Isabel II ha muerto, y ahora que llega una nueva era, sienten una gran expectación. Este es el aire que respiran isleñas como Lara Román, 30 años, afincada en el corazón de Londres. Dice que a pesar del clima aparentemente tranquilo, se han paralizado ya actividades deportivas y culturales. Ayer tenía que ir al teatro y «no sé si antes de cada obra habrá un minuto de silenció o qué». Lara es física y trabaja en una empresa que investiga Inteligencia Artificial. Se enteró del fallecimiento mientras trabajaba a raíz de un Whatsapp de su madre.

El músico Remi Bankyln, que ha vivido muchos años en Mallorca y ahora está en Londres, confiesa que la gente está «en shock. Ayer recibí en el móvil muchos mensajes de gente inglesa muy triste por el fin de una era. Definitivamente, fue el tema del día» y lo será en las próximas semanas, donde se espera que las diferentes ciudades inglesas se embadurnen del recuerdo de una reina muy querida, apreciada y validad por todos los británico, sean o no monárquicos.

Josias Puig, que vive en Reigate, es más inglés que mallorquín. Conoce bien esta cultura desde hace 21 años y aparte es auxiliar de vuelo en British Airways. Estuvo volando justo el día en que se anunció el fallecimiento. Llegó a Cabo Blanco (Sudáfrica) al mediodía. «Dice el protocolo que en caso de recibir una noticia así durante el trayecto, se hubiese anunciado a toda la tripulación abordo». Josias, como buen mallorquín britanizado, dice que esto tenía ya que suceder. Llevaban días muy pendientes de su estado. «La reina era la única personas que mantenía el país unido. El nuevo rey, Carlos III, no es tan querido. No sabemos qué pasará ahora, lo que está claro es que ella tenía mucha fuerza en el mundo entero. Los ingleses tienen miedo de que ese poder se pierda, que se convierta en un país más débil».   

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Eva Bordoy, que lleva cinco en Londres trabajando como actriz y profesora, no se considera monárquica pero sí opina, como el resto de entrevistados, la enorme ola de respeto y solidaridad hacia esta figura real. «Ya llevábamos tiempo escuchando rumores sobre ella y que justo coincidiera su muerte cuando se va Boris Johnson del poder». Cuenta que ayer noche las calles y los pubs siguieron funcionando con normalidad. Escuchó alguna frase como ‘ya está, se acabó'. Sin embargo, sí que su manager les pidió que no tocaran según qué letras en contra de la Corona, «algo que respetamos».

Los mallorquines que trabajan allí, como el profesor de la Universidad de Glasgow Guillem Colom recibieron de sus respectivos centros de trabajo un comunicado oficial. Ahora no saben si el día del funeral lo tendrán día libre. Es algo que intuyen. En el caso de Guillem, «seguramente se pararán las clases universitarias. Escocia es una nación que no siente tan de cerca la Casa Real como sí los ingleses, pero está siendo interesante ver un claro respeto de todos los partidos –hasta independentistas– y de las instituciones». Asegura que incluso las huelgas previstas para este mes, como la de hoy en Edimburgo por la independencia, se han pospuesto.

Rosa Roig, diseñadora de interiores, vive en Bristol desde hace nueve años. Cree que habrá «motivo de celebración» en su ciudad y muchas muestras de cariño. «Era cuestión de tiempo que esto sucediera. Es una sensación extraña, como esa cosa que sabes que tiene que pasar pero no te lo imaginas y no lo llegas a asimilar». Lo que sí sabe es que Londres entrará en una espiral de acontecimientos históricos.

Reino Unido, vista por los baleares, espera días con minutos de silencio, un ritmo diferente de sus gentes y condecoraciones en honor a Isabel II en cada rincón del país.