Maria y Bàrbara Vidal, leen el poema dedicado a su abuelo, junto a la caja con sus restos recuperados en Porreres.

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El ‘Memorial de la palabra’ incorpora diez nuevos testimonios de la represión franquista en Mallorca. Hijos, nietos y bisnietos de las víctimas cuentan en primera persona cómo marcaron a su familia no solo los asesinatos, sino el posterior silencio y el olvido. Aunque a priori lo pueda parecer, el memorial no es un altavoz exclusivo de las familias, está abierto a las aportaciones de toda la ciudadanía. «Para nosotros es un espacio que da voz a las víctimas en el que podemos homenajearlos, pero en el que también se puede recuperar del olvido la historia de aquellas víctimas que no tienen familiares. Todos tendríamos que coger el nombre de una de las víctimas y escribir una carta, homenajear a quienes murieron por la libertad», dice Maria Antònia Oliver, presidenta de Memòria per Mallorca.

El Memorial de la palabra es un proyecto de la Direcció General de Memòria Democrática nacido en la pandemia para dar voz a la ciudadanía y recuperar la memoria silenciada del pueblo. Está dirigido no solo a familiares y víctimas sino a todas las personas sensibilizadas con la recuperación de la memoria de la represión que quieran investigar y dar voz a cada uno de los represaliados. «No hay nada que empatice más que un relato directo. Creemos que es importante que las víctimas tengan voz en las instituciones y que los hechos que sucedieron no se olviden para evitar que se puedan repetir en el futuro», dice Marc Andreu Herrera, director general de Memòria Democràtica.

La Dirección General de Memòria Democràtica hace un llamamiento a la ciudadanía para participar del proyecto: «Si tienes una historia para contar, hechos vividos o que hayas escuchado o investigado sobre la guerra o dictadura franquista, si quieres ser partícipe para recuperar el nombre de una víctima silenciada, su vida, su historia, participa del Memorial de la Palabra». Desde este martes 30 de agosto pueden consultarse a través de su web diez nuevas cartas de familiares que homenajean a Jaume Serra Cardell, Joan Gelabert Vallori, Joan Mercant Rebassa, Jan Monserrt Parets, Josep Marí Cardona, Manuel Gelabert Verdera, Miquel Pasqual Quetglas, Sebastià Amengual Mir, Guillem Pasqual Llodrà y Sebastià Vicens.

«¡Ay abuelito de mi corazón! ¡Siempre por nosotros amado!Ahora estarás entre nosotros, por fin el momento ha llegado». El poema que las hermanas Bàrbara y Maria Vidal Pasqual leyeron el 18 de febrero de 2020 mientras recibían emocionadas a las puertas del cementerio de Alcúdia los restos de su abuelo Miquel Pascual Quetglas, encontrados en la fosa negada de Porreres es desde hoy accesible a toda la ciudadanía. El 12 de septiembre de 1936 el padre de las hermanas Vidal Pasqual presenció con solo 9 años cómo los falangistas se lo llevaban. Le ingresaron en la prisión de Can Mir. Arrancaba 1937 cuando su hermana fue a ver al padre a prisión y llevarle ropa limpia. Le dijeron que no regresara porque «nunca volvería a verle».

«No tenemos suficientes palabras de agradecimiento hacia las personas que han trabajado para traerle a casa y recuperar su memoria. Ojalá hubiera llegado antes cuando nuestra madre (con la que está enterrado) aún estuviera viva», explica a este periódico Bàrbara Vidal Pasqual. Entre los nuevos documentos se puede encontrar también una publicación póstuma de Libertario Gelabert que rescata del olvido las vivencias con su padre Joan Gelabert Vallori: «En 1938 muestra familia solo deseaba vivir con dignidad y respeto, no ambicionábamos otra cosa; dignidad y respeto era todo lo que pedíamos. En una de las muchas veces que mi padre salió de prisión, yo tenía un colorín enjaulado que era un gran cantador y yo le tenía mucho aprecio. Mi padre me dijo: Libertario, ¿Por qué no lo sueltas? No sabes la alegría que tendrá cuando se sienta libre, yo sí que lo sé».

«Libertario Gelabert era un señor que escribía mucho y que nos dejó muchísimos cuadernos escritos de puño y letra y una parte de ellos está dedicada a su padre. Nos acompañaba a los institutos y se metía a los alumnos en los bolsillos. Me dejó sus libritos y siempre quiso que salieran a la luz», dice Maria Antònia Oliver. Para la presidenta de Memòria «el Memorial de la palabra es más que un homenaje, es también una importante fuente documental para los investigadores e historiadores porque recoge vivencias de primera mano». Ella rescató la historia de su tío Bernat Mateu, mientras que la historia de su abuelo Andreu Paris (aún desaparecido en Porreres) la refleja a la perfección una carta escrita en 2004 por su madre. Hasta la fecha se habían publicado 48 cartas en el 'Memorial de la palabra' a las que se suman ahora diez más.