Los portavoces de la plataforma y la asociación, en el Club Nàutic de s’Arenal.  | Pere Bota

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La Plataforma Falsas Reservas Marinas de Balears y la Associació de Pescadors de les Illes Balears (APIB) denunciaron este jueves «la constante criminalización del colectivo de pescadores recreativos por parte de la Conselleria d’Agricultura, Pesca i Alimentació, y concretamente del director general de Pesca i Medi Marí, Joan Mercant». El colectivo señaló que «a esta criminalización se le ha añadido últimamente la Fundació Marilles con el propósito de menospreciar y eliminar al pescador recreativo del aprovechamiento de las mal llamadas reservas marinas, etiquetándolas de medioambientales, cuando son reservas privadas para el uso de la pesca profesional».

Las dos entidades anunciaron la preparación de una manifestación «para poner en la calle la voz de un colectivo tan arraigado en la sociedad y la cultura de Baleares». Para la plataforma y la APIB, «la creación de injustas reservas marinas con interés pesquero tienen el supuesto objetivo de preservar el medio ambiente y repoblar la zona. Sin embargo, esas áreas siguen sufriendo un grave impacto medioambiental como consecuencia de la actividad pesquera profesional. Se excluye la posibilidad de disfrutar de jornadas de pesca a los recreativos donde siempre se les había permitido pescar cuatro peces para consumo propio». Como consecuencia de todo ello, el colectivo indica que «la tradición náutica y pesquera recreativa de Balears está desapareciendo. Se ha echado de los puertos a las pequeñas embarcaciones para dejar espacio a las grandes con unos precios desorbitados».

Los recreativos destacan que «año tras año, vemos que están en auge la náutica y los deportes acuáticos. Con la explosión del turismo, ha surgido un gran filón en la náutica recreativa de pequeña y gran eslora. Sin embargo, ahora vemos cómo desaparecen los llaüts, mientras entran con furor en nuestras aguas y puertos las lanchas deportivas y los yates de gran eslora. Donde antes se veía atracado un llaüt, ahora hay un yate de una decena de metros o más». Finalmente, indican que «se está dejando de lado el patrimonio marítimo local. Los recreativos salían a pasar una jornada de pesca alrededor del puerto donde tenían el amarre. Ahora ya no les compensa. Se crean reservas donde antes podían ir a pescar a pocas millas de distancia».