Imagen de microscopía electrónica de transmisión coloreada digitalmente revela la presencia de viriones de la hepatitis B (de color naranja). | CDC/DR. ERSKINE PALMER

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La hepatitis aguda tiene muy preocupada a la comunidad científica, que está volcada en investigar todo lo relacionado con esta nueva enfermedad que afecta a los niños, especialmente a los que tienen edades comprendidas entre los 1 y los 7 años. Hasta el momento se sabe muy poco, pero sí se ha podido demostrar que tiene cierta vinculación con la COVID-19. El especialista en Salud Pública y Medicina Preventiva, Joan Carles March, ha manifestado que «desde la OMS se ha hablado de tres posibles hipótesis para explicar el origen de estas infecciones hepáticas».

La primera de ellas es el confinamiento motivado por las pandemia del coronavirus y las mascarillas. «Estos dos años de aislamiento social han impedido que muchos niños contraigan otros adenovirus más leves, necesarios para el sistema inmunológico natural, y ahora se enfrenten a una situación más crítica con un virus de gravedad superior sin entrenamiento previo». La segunda hipótesis, también relacionada con la COVID-19, es que la coinfección del adenovirus F-41 y la del SARS COV-2 sea especialmente maligna para organismos en formación. En último lugar, la OMS no descarta que estemos ante una mutación del adenovirus y que, de momento, no estemos pudiendo reaccionar a la variante. Hasta ahora, el adenovirus F-41 era tratado como un agente infeccioso autolimitado y liviano.

En este punto, March ha precisado que «varios de los casos en EEUU son positivos para adenovirus 41. Aunque se han descrito casos de hepatitis en niños inmunocomprometidos por adenovirus, no se sabe que el adenovirus 41 la cause». A su modo de ver, es muy importante tener en cuenta una serie de puntualizaciones, que son las siguientes:

No es nuevo. «La hepatitis infantil grave de causa desconocida siempre ha existido. No siempre somos capaces de establecer la causa exacta de una hepatitis en un niño, al igual que ocurre en muchas patologías. De hecho, casi en la mitad de los fallos hepáticos agudos fulminantes no somos capaces de identificar la causa, lo cual no permite tomar medidas preventivas especificas».

Número de casos. «La alerta surge porque se han agrupado muchos casos en un espacio corto de tiempo y en una misma localización (Reino Unido fundamentalmente), y eso es lo que genera la alerta sanitaria, ya que tienen un sistema de vigilancia muy bueno y muy sensible».

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Casos en todas partes. «A raíz de la alerta, se inicia una búsqueda activa de casos, basándonos en una definición o retrato robot de esta hepatitis muy abierto», ha manifestado. Además, ha señalado que al ser una definición muy amplia, no todos los casos sospechosos tienen que confirmarse como similares a los inicialmente descritos en Reino Unido, lo importante es saber si el número de casos que se detecta ahora es igual o mayor al esperado.

Comparación y vigilancia. Para poder saber si hay más o menos casos que antes, es necesario tener esa información basal. «Es decir, la hepatitis de causa desconocida ya existía, pero no necesariamente se estaba haciendo un registro minucioso. A lo mejor lleva aumentando más tiempo progresivamente, pero no se habían vinculado los casos porque no hay una vigilancia especifica o no existía una alerta; o por el contrario, hay los mismos casos que siempre pero no se estaban registrando; o verdaderamente si es un cuadro nuevo que se esta incrementado ahora.

Todas las hipótesis están abiertas. «Los más habitualmente implicados en hepatitis aguda en niños son virus», ha explicado el especialista el Salud Pública. «Se están investigando a fondo los casos acontecidos, aunque hay muchas teorías. Las vacunas están excluidas a pesar el bulo que circuló inicialmente, sencillamente, porque ninguno de estos niños había recibido la vacuna COVID, entre otras cosas porque por la edad, la gran mayoría de ellos ni siquiera podría haberla recibido».

¿Qué tienen que hacer las familias? «Si no sabemos cuál es la causa, difícilmente podemos hacer recomendaciones específicas para prevenir o disminuir el riesgo de esta patología», ha declarado. «En los informes escoceses e ingleses destaca la infección reciente y/o activa por SARS-CoV-2. El adenovirus es positivo en algunos de los casos, al igual que la parainfluenza, el coronavirus no SARS y otros virus. Se descubre que algunos de estos niños están infectados con tres virus simultáneamente».

Puede darse en cualquier época del año

Otra apreciación que ha realizado March es que la infección por adenovirus F41 no es estacional, puede ocurrir en cualquier momento del año. Los más susceptibles son los niños menores de dos años. Aunque la diarrea por adenovirus a menudo es autolimitada, las infecciones entéricas por adenovirus pueden causar enfermedades diseminadas sistémicas mortales en pacientes inmunocomprometidos.

«La literatura disponible apunta a que alrededor del 65 % de los casos de hepatitis por adenovirus se desarrollan en pacientes pediátricos, y que el factor predisponente más encontrado en el entorno pediátrico es el antecedente de trasplante de hígado. Otros factores de riesgo incluyen el trasplante de células madre, la quimioterapia para la leucemia linfoblástica y las neoplasias malignas sólidas». De momento, la OMS recomienda que se realicen análisis de sangre, suero, orina, heces y muestras respiratorias, así como muestras de biopsia hepática (cuando estén disponibles), con una caracterización adicional del virus que incluya la secuenciación. «Revisar la información temporal y geográfica sobre los casos, así como sus contactos cercanos, en busca de posibles factores de riesgo será fundamental para establecer un vínculo epidemiológico que pueda proporcionar pistas para rastrear la fuente de la enfermedad», concluye.