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La mascarilla en exteriores es de las medidas de protección que más nos pueden ayudar, decía estos días la ministra Carolina Darías en Palma. Ufff, me sale a mi. ¡Que difícil lo ponen los políticos con sus declaraciones sin fundamento científico!». Y seguía comentando la ministra: Eliminar la obligación de la mascarilla en exteriores no se plantea. Y añadió que esta restricción se estableció cuando nos encontrábamos con una incidencia de 700 casos y ahora estamos cuatro veces por encima. «Dijimos que estaría el tiempo imprescindible y así será».

Y yo ante ello digo que: Creo que seguir con las mascarillas en exteriores solo tiene un sentido por no ir de ponerla a quitarla a ponerla a quitarla. No se puede liar ni confundir tanto a la gente. De todas formas la realidad es que no tiene ningún sentido científico el seguir con la mascarilla en el exterior. Es una medida inútil. Lo fue en su momento. Es una cuestión que no aporta nada a disminuir los contagios. Pero dicho eso, una vez caído en el error de haberla puesto un 24 de diciembre, yo esperaría a quitarla una vez bajemos este número de contagios tan elevado que tenemos con una incidencia acumulada muy alta. Todo ello para no hacer pensar que ya hemos terminado con la pandemia cuando aún tenemos tiempo por delante para minimizarla.

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Sobre la obligatoriedad de llevar mascarillas, lo que vemos en España no es lo mismo que en Asia que tiene dos modelos. Por un lado Japón, donde no es obligatorio, pero la población es responsable, ya que entiende los riesgos y sabe cuando ponérsela. Otro modelo es Singapur, donde es obligatorio y se ponen multas para favorecer su implantación, mientras tanto la población sabe que hacer y está también concienciada. En Japón el modelo es confiar en la población y ella responde, en Singapur prevalece el control del estado y la penalización. También influye el aspecto cultural y la larga tradición en su uso. Sobre ¿Qué modelo es el ideal para España, control y penalización o confianza y responsabilidad? En España el uso de las mascarillas se ha hecho bastante bien hasta diciembre 2021, cuando se decidió ponerlas de nuevo en el exterior, pero no tenemos la tradición japonesa. Podríamos probar sistema mixto según haya evolucionando la pandemia con medidas bien explicadas: de momento quitar la obligatoriedad en sitios abiertos es correcto, con los aspectos comentados anteriormente, si se mantiene distancia y se mantiene en sitios cerrados.

Es evidente que hay que recordar de la importancia de llevar mascarillas en aglomeraciones, para evitar que estemos en contacto sin mascarilla en distancias menores a 1,5 metros, pero lo que esperábamos de esta reunión tardía era otra cosa, eran medidas contundentes y valientes para ayudar a disminuir el incremento de contagios existente. Es evidente que el uso de las mascarillas es prioritario en espacios cerrados, mal ventilados y donde se juntan muchas personas. Además es necesario insistir en su recambio periódico y en su ajuste adecuado. Más allá de eso, su utilidad en el exterior es prácticamente nula, a pesar que lo diga la ministra Darias.