Mujer con niño en la penumbra de una casa mallorquina. | Riccardo Riccardi

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La cultura mallorquina o relacionada con Mallorca es de gran abundancia, pocos lugares gozan de un entramado cultural tan intrincado, rico y apasionante, aunque no nos demos o no queramos darnos cuenta de ello. Y pese a que tuvimos (ya casi no quedan) excelentes intelectuales e investigadores, apenas conocemos la punta del iceberg.

Uno de esos personajes que pasó por Mallorca con su cámara y anotando todo lo que veía fue el catedrático de Geografía de la Universidad de Roma, Riccardo Riccardi (1897-1981): anduvo en el verano del 31 por casi todos los pueblos y parajes naturales de la Isla y en poco tiempo, y tras mucho bregar, se formó una idea bastante completa de la mayor isla de las Balears, que reflejó primero en una conferencia en Roma (28 de mayo 1931), en la que mostró sus numerosas diapositivas isleñas y disertó sobre la geología, el clima, la geografía y economía de Mallorca.

En temas de geología, sin duda, le ayudó mucho mi añorado maestro y amigo el gran micropaleontólogo solleric don Guillem Colom Casasnovas (1900-1993).

La Mallorca que se fue
Payesa con su traje típico y jarra.

El grupo de intelectuales mallorquines que escribían en La Nostra Terra (1931) también debieron darle valiosas informaciones relacionadas con Mallorca: con todo ese material, el investigador italiano, además de dar la mencionada conferencia, publicó un opúsculo de 17 páginas (más cuatro láminas y un mapa) titulado Viaggio a Maiorca.

Las fotografías que hizo durante aquel viaje se conservan en la Sociedad Geográfica Italiana. Son una maravilla no tanto por su técnica sino porque son cápsulas del tiempo de una Mallorca que se evaporó y ahora vemos con cierta nostalgia.

La Mallorca que se fue
Imagen vintage de la Seu.

Dentro de su vasta obra destacan también los escritos de Riccardi sobre África, el Cáucaso, Rumania y Polonia.

La Palma que persiste

En la Biblioteca Nacional de Austria se encuentran algunas postales vintages de Mallorca que han llegado de aluvión y que fueron parte del bagaje que se llevaron de nuestra Isla algunos turistas austríacos. De entre todas destaca una postal fechada en 1930 en la que se muestra la Seu con una muy pintoresca casa adjunta.