El Ajuntament de Palma mantuvo las banderas, pero colocó un crespón negro en la fachada. | Pere Bota

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Solo dos ayuntamientos en los que hay gobiernos del PP se han sumado a la petición de la Associació Memòria de Mallorca de colocar este domingo y hoy lunes un crespón negro en las banderas a media asta en repulsa por el golpe de Estado franquista el 18 de julio de 1936. Fueron los de Pollença y Maria de la Salut, donde los ‘populares’ gobiernan en coalición con otros partidos.

El Ajuntament de Llucmajor (gobernado por el PP, Cs, ASI, El PI y exediles de Vox), que inicialmente se había sumado a la iniciativa, cambió su postura ayer. «Finalmente no tenemos las banderas a media asta por falta de consenso en el equipo de gobierno. El pacto de gobierno establece que iniciativas como esta, que tienen carácter político, deben contar con el consenso de todos para llevarse a cabo y en este caso no ha sido posible. Se confirmó la participación de Llucmajor en la iniciativa por error», dijo el alcalde Éric Jareño (PP).

Respuestas contundentes

Mientras la mayoría de los alcaldes del PP evitaban dar las razones por las que no secundan la condena al golpe de Estado, el alcalde de Pollença, Tomeu Cifre (Tots) y el alcalde de Maria de la Salut, Bernat Quetglas (x Maria), fueron claros y contundentes al condenar el alzamiento.

«Desde Pollença nos sumamos como lo hemos hecho siempre a través de la comisión local de Memòria Democrática. Tenemos 30 pollencins fusilados o asesinados por las cunetas y seis más muertos dentro de las prisiones o intentando huir», dijo Cifre. Tots (que nació como una escisión del PP) gobierna en Pollença con UMP, el PP y el PI.

El alcalde de Maria de la Salut, Bernat Quetglas, explicó que «tanto yo como el teniente de alcalde Jaume Ferriol (PP), teníamos claro cuando comenzamos a gobernar que no llevamos la camiseta de ningún partido, vestimos la camiseta del pueblo y Maria fue el primer pueblo que recuperó los cuerpos de los represaliados. Fue algo que todo el pueblo vivió con emoción y que la gente no ha olvidado».

Finalmente han sido 32 de los 53 municipios de Mallorca los que se han sumado a una iniciativa que nace con la voluntad de extenderse al resto del territorio nacional en futuras ediciones.

En Palma, el concejal d’Educació i Política Lingüística, Llorenç Carrió, destacó el compromiso del Ajuntament con la memoria histórica, señaló que el golpe del 36 supuso la derrota de la democracia y lamentó que el PP no se haya sumado a una iniciativa ciudadana «que busca reparación, justicia y democracia».

En Inca, la regidora de Memòria Democràtica, Alice Weber señaló: «La labor de la memoria histórica es precisamente la de recordar para saber de donde venimos y construir el futuro sabiendo hacia donde (no) hay que caminar». «La sociedad necesita recordar para poder sanar las heridas y queda todavía mucha justicia por reparar. Quien no vaya en esta línea, es que no entiende los significados de derechos humanos, justicia y dignidad». Aunque el Ajuntament d’Inca secunda la iniciativa no ha podido colgar el crespón como querría porque el balcón de la Casa Consistorial está en obras y sin banderas.

El alcalde de Santa Margalida, Joan Monjo (Convergència), que junto al PP mantiene el título de Hijo Ilustre de Joan March Ordinas pese a las advertencias de la Comisión de Memoria, dijo ayer que no segunda el duelo porque «nuestras prioridades son otras: restablecer el estado de bienestar de nuestro municipio».