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Leí hace unos días con sorpresa y desagrado que el Tribunal Supremo había anulado el confinamiento nocturno y el límite máximo de seis personas en reuniones sociales decretado por el Govern balear tras levantarse el estado de alarma. La noticia añadía que el alto tribunal consideraba que estas medidas «por su severidad y por afectar a toda la población autonómica, incidían restrictivamente en elementos básicos de la libertad de circulación y del derecho a la intimidad familiar, así como del derecho de reunión».

La verdad es que no entiendo nada. Poner la libertad por encima de la salud me parece un grave error en estos momentos. Hablar de severidad me parece un juicio de valor hecho sin ningún rigor científico.

Sé que mucha gente lo ha pasado mal económicamente y añado, y muchas gente ha fallecido, sobre todo en las comunidades donde se ha sido más laxo en las medidas puestas en marcha.

El Govern balear ha hecho un trabajo en el año 2021 (discutiría el trabajo en otros momentos) que es digno de destacar y que ha ayudado sin duda a conseguir que disminuyan de forma muy importante el número de casos y el número de muertes por la COVID-19. La clave de la severidad de las medidas va relacionada con la disminución de casos y de muertes. Es verdad que otras comunidades han sido más laxas, cómo Madrid, pero también es verdad que su número de casos y muertes ha sido muy superior al de Baleares. Por tanto, ¿está diciendo el tribunal supremo que es demasiado severo salvar vidas? Me parece incomprensible.

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Y ante ello, un tribunal que no entiende nada de salud se erige como el estandarte de los criterios a poner en marcha para que la población mejore la salud de la población de Baleares. Increíble pero cierto.

¿Alguien cree que defender la libertad ayuda a defender la salud en estos momentos? ¿No cree el alto tribunal que la salud va primero? La verdad es que hemos llegado a esta situación por NO modificar el marco legal, ni adoptar medidas adicionales por parte del gobierno central. Pero también es verdad que hemos llegado a una situación donde la pandemia nos ha consumido la energía y ha generado cansancio. Continuamos en un estado general de desaliento y parece que esta pesadilla no llega al final. La pandemia está empeorando la calidad del sueño y la salud mental de la ciudadanía.

Cuando la vacuna nos ayuda a ver un mejor futuro, las variantes nos hacen cuestionarlo. En ese contexto, no me gusta encontrarme al tribunal metido en las decisiones que se toman en Salud.

Por tanto, yo pediría que el tribunal supremo no actúe donde actúa Salud y que Salud tenga en cuenta que los casos de suicidio, los problemas de salud mental que estamos viendo, son la punta del iceberg de una situación de mucho sufrimiento que están afectando a nuestros niños y jóvenes, por un lado y a muchos ciudadanos/as de a pie. Y eso necesita de más salud y más recursos.

Menos tribunal y más salud, por favor.