Pese a la mejora de los contagios, Salut no quiere bajar la guardia por las nuevas variantes del virus. | M. À. Cañellas

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Las nuevas cepas de la COVID-19 han puesto en alerta a Baleares y, pese al significativo descenso de contagios que se ha experimentado en Mallorca principalmente, Salut aboga por realizar la desescalada de forma muy paulatina. Este viernes se tienen que revisar las restricciones vigentes hasta el 13 de febrero y todo apunta a que se van a mantener, salvo algunas flexibilizaciones en el caso de los centros comerciales.

El portavoz del comité autonómico de enfermedades infecciosas, Javier Arranz, explicó la semana pasada que la intención de Salut es la la incidencia acumulada sea lo más baja posible cuando la variante británica sea la mayoritaria. La previsión es que en dos o tres semanas sea la variante predominante en Europa.

Desde el departamento de Microbiología del hospital de Son Espases informan que la variante británica ya representa el 20 % de los contagios de las Islas. No obstante, precisan que a pesar de que la cepa británica cada vez representa un mayor porcentaje de los contagios, el número de infectados sigue bajando. La tasa de positividad se ha situado este lunes en el 1,79 %; lo que quiere decir que «de momento no conlleva a un incremento de personas infectadas». Además, precisan que en Menorca no se ha detectado aún la variante británica; en Ibiza, sí.

El especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, Joan Carles March, explica que «los virus cambian constantemente a través de la mutación, y se espera que aparezcan nuevas variantes del virus con el paso del tiempo». «A veces, emergen nuevas variantes y luego desaparecen. En otras ocasiones, emergen nuevas variantes y persisten».

¿Qué variantes de la COVID-19 circulan por el mundo?

Aunque, de momento en Baleares sólo se ha detectado la cepa británica, en España ya se han identificado otras dos más: la africana y la brasileña.

El especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública, explica que Reino Unido identificó una variante llamada B.1.1.7 con una gran cantidad de mutaciones en el otoño del 2020. «Esta variante se propaga con mayor facilidad y rapidez que las otras variantes. En enero del 2021, los expertos del Reino Unido informaron que esta variante puede estar asociada a un mayor riesgo de muerte, en relación con las otras variantes del virus, pero es necesario seguir investigando para confirmar este hallazgo. Desde entonces, se ha detectado en muchos países del mundo».

March añade que en Sudáfrica apareció otra variante llamada B.1.351, independientemente de la B.1.1.7. La B.1.35 fue detectada originalmente en octubre del 2020, y comparte algunas mutaciones con la B.1.1.7.

En Brasil apareció una variante llamada P.1, que se identificó por primera vez en viajeros provenientes de Brasil sometidos a las pruebas de detección de rutina en un aeropuerto de Japón a principios de enero. «Esta variante contiene un juego de mutaciones adicionales que podrían afectar su capacidad de ser reconocida por los anticuerpos», precisa.

March señala que «estas variantes parecen propagarse con mayor facilidad y rapidez que las otras, lo que podría generar más casos de COVID-19. «Un aumento en la cantidad de casos ejercerá mayor presión sobre la atención sanitaria, implicará mayor cantidad de hospitalizaciones y la posibilidad de más muertes», asegura.

¿Son eficaces las vacunas para todas las cepas?

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El especialista en Medicina Preventiva y Salud Pública expone que, «hasta el momento, los estudios sugieren que los anticuerpos generados a través de la vacunación con las vacunas autorizadas en la actualidad reconocen estas variantes, aunque puede limitar su eficacia. Este aspecto se está estudiando atentamente y hay más investigaciones en curso». Los primeros resultados apuntan que la vacuna de Astrazeneca es menos efectiva contra la cepa sudafricana.

March informa que Reino Unido ha lanzado un ensayo pionero que combina dos vacunas diferentes (Pfizer y AztraZeneca) para aumentar la protección contra las nuevas cepas del virus. La vacuna de Pfizer Biontech puede neutralizar las tres variantes del Sars-Cov-2, aunque en algunos de los casos es ligeramente inferior.

Además, advierte que Erik, la nueva variante de la variante británica, parece aumentar la resistencia del virus a los anticuerpos del plasma sanguíneo donado por personas que ya han recibido la vacuna de Pfizer. «El gran temor ahora es que la nueva variante británica con el añadido de Erik sea todavía más transmisible, más dañina y más resistente a las vacunas». La combinación de las mutaciones Erik y Nelly ya se había identificado antes en otras dos variantes preocupantes, detectadas por primera vez en Sudáfrica y en Brasil.

La vacuna Novavax ha mostrado un 89 % de eficacia frente a la COVID-19 en el Reino Unido, pero solo un 60 % en Sudáfrica. La vacuna de Johnson & Johnson ha tenido una eficacia del 72 % en EEUU, del 66 % en América Latina y del 57 % en Sudáfrica.

Moderna asegura que los anticuerpos generados por su vacuna tienen una capacidad de neutralizar el virus seis veces inferior frente a la variante sudafricana, pero sigue siendo suficiente.

«Un virus que no se propaga es un virus que no evoluciona. Y ante ello, vacunar, vacunar y vacunar», insiste March. En este sentido, puntualiza que «los estudios de laboratorio sobre las mutaciones que circulan en Sudáfrica sugieren que pueden esquivar algunas de las respuestas inmunes del cuerpo». «La tecnología de ARNm en la que se basan las vacunas de Pfizer y Moderna puede modificarse en cuestión de semanas y con mucha más facilidad que con el proceso utilizado para producir las vacunas anteriormente, lo cual es una ventaja», añade.

En este punto, destaca que «los científicos están trabajando para obtener más información acerca de estas variantes, y es necesario realizar estudios adicionales para comprender cuánto se han propagado estas nuevas variantes, cómo la enfermedad causada por estas nuevas variantes difiere de la enfermedad causada por las otras variantes que están circulando actualmente y de qué manera pueden afectar estas variantes a los tratamientos, vacunas y pruebas disponibles en la actualidad».

Además, subraya que «los expertos de salud pública están estudiando estas variantes rápidamente para obtener más información que les permita controlar su propagación. Buscan comprender si estas variantes si se propagan más fácilmente de persona a persona, si causan manifestaciones más leves o más graves de la enfermedad en las personas, si pueden detectarse con las pruebas virales disponibles, si responden a los medicamentos usados actualmente para tratar a las personas con COVID-19 y si inciden en la efectividad de las vacunas contra el COVID-19». Para ello, es necesario monitorear de cerca la situación, caracterizar variantes virales emergentes y ampliar su capacidad de encontrar variantes nuevas del SAR-CoV-2.

March advierte que «la preocupación de que la variante sudafricana 501Y.V2 puede propagarse de forma mucho mayor entre las personas, en comparación con otras variantes del SARS-CoV-2, viene porque es probable que los cambios en la proteína espiga de la 501Y.V2 hagan que su unión con los receptores de las células humanas se refuerce, facilitando la infección y su expansión en el cuerpo de la persona afectada. Esto puede dar lugar a una mayor cantidad de virus en una persona infectada, que a su vez puede infectar a otras personas con mayor facilidad, dando como posible resultado final una propagación más rápida».

Entre la población sudafricana, se ha convertido rápidamente en dominante (más del 80 % de los virus actualmente aislados de personas infectadas pertenecen a la variante 501Y.V2).

Durante los tres primeros meses de la pandemia se detectaron al menos 62 variantes

El Instituto de Salud Carlos III analizó la evolución y diversidad genética del SARS-CoV-2 en España al inicio de la pandemia y determinó que, durante los tres primeros meses de la misma, se detectaron al menos 62 introducciones de variantes del virus.