Cartel difundido este martes por Resistencia balear.

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El mensaje de la Plataforma Resistencia Balear llega a las puertas del Congreso de los Diputados. Sólo unos días antes de que vuelvan a salir a la calle en Palma para mostrar su rechazo a la gestión del Govern, -está prevista una nueva concentración este sábado, a las 11.00-, una docena de personas viajará este miércoles a Madrid con el afán de «que se sepa lo que está ocurriendo en Baleares» y para que «se escuche a la gente » porque «necesitamos salir adelante, necesitamos ayuda», afirma Alberto Jareño, propietario del restaurante La Balanguera.

Esta nueva llamada de auxilio, a la que se sumarán voces de otros sectores empresariales madrileños, llega cuando se cumplen dos semanas de la entrada en vigor de las últimas restricciones del Govern que obligaron a cerrar a bares y restaurantes de Mallorca e Ibiza, pero también a otros negocios. «Hemos contactado con asociaciones de Madrid, con ayuda de España Cívica, y nos vamos allí con pancartas para que se oiga lo que está ocurriendo en Baleares, para pedir ayudas directas y la reducción salarial de los cargos públicos», adelanta Jareño, quien lamenta que «lo que no puede ser es que ni siquiera hayan llegado las primeras ayudas y que el segundo paquete tenga unos requisitos tan exigentes que no sirven para nada».

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En Madrid volverán a pedir la dimisión de Francina Armengol y esperan poder reunirse con algún representante del Gobierno, del Ministerio de Trabajo, para trasladarle la situación que padece la ciudadanía en las Islas. En el sector de la restauración, concretamente, con «pérdidas casi del setenta por ciento desde que se cerraron las terrazas»; teniendo en consideración, subraya Jareño, que la facturación con las restricciones anteriores ya era del 35%

Desde Resistencia balear detallan que, entre otras cuestiones, necesitarían liberarse de determinadas cargas, por ejemplo, durante el cierre de los establecimientos como el pago de autónomo, el impuesto de basura o un aplazamiento de las cargas de la Seguridad Social. «Es ya una cuestión de supervivencia, para salir adelante necesitamos ayuda. La otra opción es cerrar y tener que pedir para comer. Y no estamos dispuestos a ello, a renunciar en muchos casos a más de treinta años de trabajo de un negocio familiar».