Joaquim Tintoré, junto a un planeador submarino y ante las pantallas de la sede del SOCIB. | Teresa Ayuga

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Joaquim Tintoré (Barcelona, 1960) presenta un largo y prestigioso currículum como científico e investigador oceanográfico.

Actualmente es el director del Sistema d’Observació i Predicció Costanera de les Illes Balears (SOCIB), participado por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas -CSIC-, Ministerio de Ciencia e Innovación y el Govern de les Illes Balears, entidad que ha cumplido sus primeros diez años de funcionamiento efectivo y que Tintoré gestiona desde su inicio.

¿Por qué surgió el SOCIB?
— La investigación marina en Baleares corría a cargo de la UIB y el Institut Mediterrani d’Estudis Avançats -Imedea, participado por la propia UIB y el CSIC-. Fui director del Imedea entre 1999 y 2008, y allí ya vimos que era necesario crear una nueva infraestructura de investigación que profundizase en el conocimiento de datos sobre las costas y el mar de Baleares. En 2005 se decide la creación del SOCIB y en 2009 inicia su actividad, pero es en 2010, con el plan estratégico, cuando oficialmente empieza a funcionar. En 2014, el SOCIB se integra en la red española de Infraestructuras Científicas y Técnicas Singulares. Sólo hay 15 en España y el SOCIB es la única de Balears.

¿Y qué supone el SOCIB?
— Un cambio en el estudio de los océanos con sistemas multiplataforma de observación y predicción. Incorporamos elementos tecnológicos muy avanzados que incorporan datos en tiempo real. Gestionamos una red tecnológica y monitorizamos el Mediterráneo. Los resultados obtenidos se ponen a disposición de la comunidad científica, la Administración y la ciudadanía en general. Generamos conocimientos y desarrollamos una ciencia de excelencia que se transfiere a la sociedad. Nuestros cinco ejes son: infraestructura, datos, ciencia, respuesta a la sociedad e investigación e innovación responsable.

¿La aportación del SOCIB se refleja en las decisiones del Govern?
— Tenemos una relación estrecha con el Govern que abarca la investigación marina, el cambio climático, la gestión de puertos y la capacidad de carga de la costa. Le proporcionamos datos, conocimiento e información. No hay que olvidar que nuestro trabajo es evaluado cada cuatro años por comités internacionales y ello garantiza nuestra fiabilidad. Somos una entidad pública, pero trabajamos con independencia. Nos guiamos por unos planes estratégicos. Con independencia y fiabilidad, queda claro que no somos una consultora a la que se reclama información cada vez que se tiene una necesidad concreta.

¿Qué puede decir de la calidad de las aguas de Baleares?
— A pesar de problemas puntuales, la calidad de las aguas de las Islas ha mejorado sustancialmente en las últimas décadas gracias a las depuradoras, pero ahora nos encontramos que la contaminación por plásticos se ha agravado.

¿Baleares ya sufre evidencias y efectos del cambio climático?
— Sí, y se nota en el incremento de fenómenos meteorológicos extremos como temporales y olas de calor, y años recientes ya figuran entre los más cálidos desde que se tienen registros. Ahora estamos sufriendo la pandemia, que es la urgencia, pero el gran reto es el cambio climático.

Nuestra comunidad tiene que buscar el equilibrio entre turismo y medio ambiente.
— La pandemia ha demostrado nuestra excesiva dependencia del turismo. Nuestro bienestar depende de la actividad turística, pero hay que favorecer actividades de investigación y alta tecnología, que deben incorporarse a ese equilibrio entre turismo y medio ambiente. Hay que promover altos valores añadidos y atraer talento. Por cada puesto de trabajo de valor añadido tecnológico, se crean cinco en el sector servicios. Y todo ello puede contribuir a la calidad y sostenibilidad del turismo, por un lado, y a la diversificación económica, por el otro. Así se consigue el equilibrio económico, social y ambiental.

La investigación marina ha adquirido protagonismo en los últimos años.
— Sí, y va a más. La ONU ha declarado que la próxima década estará especialmente dedicada a la contribución de las ciencias oceánicas al desarrollo sostenible. En la ONU, con fundamentos científicos bien elaborados, se lo creen y en Europa también. En Balears estamos en los puestos de cola en inversión científica, pero la ciencia marina que se ha hecho ha dado sus frutos e incluso ejerce cierto liderazgo. Por ejemplo, la UIB destaca a nivel mundial en ciencias marinas.

¿Qué deficiencia presenta la ciencia marina y costera de Baleares?
— Necesitamos batimetrías de las playas, como estudio de sus profundidades subacuáticas. Llevamos un retraso histórico en este aspecto y eso que tenemos 1.400 kilómetros de costa y vivimos del turismo. Y de las batimetrías necesitamos series temporales.

¿Con qué personal y presupuesto cuenta el SOCIB?
— Somos 45 personas y contamos con una aportación pública anual de 2,5 millones de euros. A todo ello hay que añadir que en los últimos años hemos obtenido 5 millones de euros para proyectos en competencia con los mejores investigadores europeos. Cada año, entre un 20 y un 30 % de nuestros recursos económicos proceden de estos fondos competitivos. En los 10 años de vida del SOCIB, hemos invertido 12,5 millones de euros en material de alta tecnología.

Ahora el SOCIB está en el Parc Bit. ¿Qué supondrá la nueva sede en el Moll Vell?
— Con una inversión de 7,5 millones de euros, dispondremos de un edificio de 3.600 metros cuadrados que lo centralizará todo: laboratorios, almacenes y despachos en un lugar privilegiado que nos hará mucho más visibles ante los ciudadanos. De hecho, habrá una parte de acceso al público en general. Esperamos que el edificio esté listo a finales de 2022.