Can Joan de s'Aigo de la calle Sanç cierra tras las nuevas restricciones del Govern. | Jaume Morey

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«Teníamos entre 3.000 y 4.000 reservas para las fiestas y hemos tenido que cancelar». Guillem Garí, propietario del restaurante Es Cruce, es uno de los afectados por la nuevas restricciones del Govern que prohíben los servicios en interior de bares y restaurantes. A partir de este jueves, solo podrán seguir abiertos aquellos locales que tienen terraza y, además, lo harán en un horario restringido.

El sector de la restauración da el cerrojazo. Algunos bajarán la barrera hasta el 28 de diciembre con el anhelo de que la situación mejore y se levanten algunas restricciones de cara a Nochevieja y Año Nuevo. Otros pondrán el candado para no volver a abrir. «Tenemos pocas meses en exterior y no nos sale a cuenta mantener el restaurante abierto», asegura Garí.

«Nos sentimos engañados. Los primero es la salud y entendemos las medidas, pero no entendemos que ha cambiado tan rápido. Lo que más cuesta asumir es la incerteza», explica Felip Jerez del restaurante Es Parc en Selva. En un primer momento las restauración debía cerrar a las 22 horas con el toque de queda, pero tan solo unos días después, el Govern anunció la prohibición de servir en interiores y el cierre a las 18 horas los fines de semana para «evitar tardeos».

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A pesar de que las pérdidas serán «brutales», los propietarios coinciden en que el gran problema es la «incerteza». «Los restaurante trabajamos con alimentos perecederos y ya teníamos hechos los encargos para las fiestas, tanto los propietarios como los provedores tendremos una pérdidas enormes», asegura Jerez. «No saber cuánto tenemos que comprar ni para cuándo complica mucho el trabajo», añade Garí.

La crisis del coronavirus azota hasta a los locales más emblemáticos de Palma. Can Joan de s’Aigo cerrará su local en la calle Can Sanç, el primero que abrió. Al no tener terraza consideran que la prioridad es la salud pero que también son conscientes de que de cara a la Nochebuena, muchas familias toman ensaimadas y cuartos. Por tanto, los locales de Baró Santa Maria del Sepulcre y Sindicat abrirán pero únicamente para pedidos para llevar. En el futuro, si las restricciones se alargan, también consideran el reparto a domicilio.

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Ante este panorama, Restauración CAEB advierte que las nuevas medidas impuestas por el Govern podrían suponer la pérdida de más de 8.000 puestos de trabajo en el sector. Además, afirman que más de 600 establecimientos de hostelería cerrarán para siempre y el 90 % del sector «perderá dinero» en 2020 por la crisis sanitaria. «Mallorca no podrá resistir una cuarta ola y supondría el fin para más de 60 % del sector y para el 50 % de los puestos de trabajo», aseguran.

«La situación actual de la restauración y hostelería balear es dramática con más del 70 % del sector prácticamente cerrado». La patronal recuerda que, aunque aceptan las medidas implantadas por el Govern, necesitan ayudas económicas directas que les permitan poder «encarar la próxima temporada con las máximas garantías de previsión y responsabilidad, previo trabajo conjunto y de consenso con el sector».

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