El biólogo mallorquín está instalado en París, donde reside y trabaja, desde hace 21 años. | R.L.

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El biólogo mallorquín Lluís Quintana Murci (Palma, 1970) ha sido director científico del Instituto Pasteur donde es responsable de la Unidad de Genética Evolutiva Humana. También es profesor del Collège de France, una de las instituciones de enseñanza superior más prestigiosas del país y del mundo.

¿Qué líneas de trabajo se están siguiendo en el Instituto Pasteur en torno a la COVID-19?
— Hay varias líneas. Se estudian las bases genéticas que hacen que alguien se pueda infectar, o si hay base genética de, una vez contagiado, por qué algunos desarrollan la enfermedad de forma más grave o más leve. Otra línea en la que está implicado mi laboratorio es por qué tenemos respuestas inmunitarias diferentes en función del sexo y de la edad. Se sabe que los hombres son más susceptibles a desarrollar formas graves de la COVID-19, sobre todo si son mayores, de más de 70, y con sobrepeso.

¿Tienen algún resultado preliminar?
— Utilizamos de modelo otros virus como el de la gripe porque aún que no es la misma familia afecta a las mismas células y tiene formas clínicas muy similares. Hemos descubierto que los europeos son más susceptibles que los africanos y estamos intentando ver si eso también sucede con la COVID para entender si hay bases genéticas. Si esta enfermedad no hubiera tocado a Europa y Estados Unidos apenas hablaríamos de ella.

Su laboratorio forma parte del COVID Human Genetic Effort, ¿qué es?
— Es un consorcio, un network mundial, que estudia las bases genéticas de la infección. Nuestra participación es simplemente para estudiar por qué difiere la respuesta inmunitaria de hombres y mujeres de diferentes países.

Decía Pasteur que el mejor médico es la naturaleza, ¿en qué sentido?
— Porque cura dos tercios de los pacientes. Esto quiere decir que la población general no somos más que los descendientes de los que resistieron las grandes crisis sanitarias del pasado. Estudiar nuestro genoma es una forma de entender cómo la naturaleza seleccionó a los descendientes. Esto está grabado en nuestros genes y vemos cuáles lo han hecho posible.

¿Era previsible una pandemia como ésta?
— Sí, porque jugamos mucho con la naturaleza. Las grandes explotaciones industriales, cohabitar de forma masiva con animales... Con las deforestaciones estamos abriendo avenidas a que se transmitan enfermedades infecciosas. Un ejemplo es cómo han llegado los mosquitos portadores del dengue al sur de Francia.

¿Tiene el Instituto Pasteur alguna investigación abierta para encontrar una vacuna COVID?
— Sí, hay un toda una línea que se está poniendo a punto. Es más largo y tiene menos medios que Moderna o Pfizer pero como los otros países tenemos nuestras propias investigaciones.

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¿Cómo se trabaja en una vacuna?
— Hay muchos tipos diferentes. En algunas inoculas el virus muerto, el cuerpo lo reconoce y crea anticuerpos, así si entra el virus no producirá la enfermedad. Otro tipo son las de ARN, producen dentro de las células unas cápsulas que hacen que tu cuerpo crea que está infectado. Las vacunas no son mi especialidad pero yo la pondría obligatoria. Todos los lobbys antivacunas que creen que es un negocio de las farmacéuticas tienen un discurso inmoral y falto de solidaridad.

¿Desconfía de una vacuna que se hace y se aprueba en menos de un año?
— Es lo que dice todo el mundo y lo entiendo porque ha sido más rápido que en otras vacunas que no está presionados por el tiempo. Ésta ha pasado todas las fases y es cierto que todas presentan efectos secundarios pero el beneficio supera el riesgo. Hablamos de que puedan causar cierta fatiga o en el 14 % de casos, fiebre pero a cambio no tendrás COVID y se acabarán los confinamientos.

En su círculo también hay negacionistas?
— No, pero uno de cada dos franceses no se quiere vacunar.

¿Hay algún país que haya controlado bien la pandemia?
— Sí, Nueva Zelanda, por ejemplo. Simplemente tienen la suerte de que es una isla y están lejos.

Mallorca también es una isla y repuntan los contagios.
— Es que Mallorca no ha cerrado el aeropuerto. Yo estoy alucinado de ver que la gente sale a cenar y de que los restaurantes y bares sigan abiertos y no haya confinamientos. Es cierto que en Francia se ayuda a los restauradores y yo no soy político. Tengo un gran respeto por el actual Govern, habrán hecho un balance de economía y salud y espero que les salga bien.

¿Ha paralizado la pandemia otro tipo de investigaciones?
— Un poco sí porque los que podemos trabajar algo en COVID hemos dejado de lado otras investigaciones no prioritarias, pero intentamos que nada se quede atrás.

Baleares le ha reconocido con una medalla d’Or (en 2018) ¿Y alguna propuesta de empleo?
— Sería un sueño pero no hay las posibilidades financieras para hacer ciencia como yo quiero. Tengo muy buena relación con el IdIsBa, y con Miquel Fiol- su director- a quien admiro mucho porque con lo limitado que está económicamente tiene una altura de miras y ambición que es un diez.

¿Cómo cuida la comunidad o el Estado a sus investigadores?
— El estado en general los cuida mal pero hay buenos investigadores en España que no se han exiliado. Las inversiones económicas han hecho que algunos países se avanzaran. En EE.UU, nos gustará o no., se invierte mucho en investigación de forma histórica.