Oriol Lafau, Nicole Haber, Quim García de Castrillón y Mariluz Pradana, miembros del OSMIB. | Jaume Morey

TW
8

En Baleares alrededor de 185.000 personas han sido diagnosticadas de algún tipo de trastorno de salud mental y una de cada cuatro personas sufrirá algún tipo de trastorno psicológico a lo largo de su vida, según los datos que maneja la Oficina de Salud Mental de Balears (OSMIB). Pero lo peor está por venir.

«Si durante la crisis de 2010 los casos relacionados con la salud mental aumentaron hasta un 15 por ciento, los efectos de la pandemia y de la futura recesión económica agudizarán los casos de estrés, trastornos del sueño, depresión y ansiedad, así como las conductas adictivas y las ideas de suicidio», recalca Oriol Lafau, coordinador autonómico de Salud Mental. «Y esto es solo la punta del iceberg, las enfermedades mentales siguen siendo un estigma en nuestra sociedad. Imagínese la cantidad de casos que nunca llegan a diagnosticarse», advierte Lafau.

Colectivos vulnerables

Con motivo del Día de la Salud Mental, la OSMIB ha querido hacer hincapié en los colectivos más vulnerables de nuestra sociedad durante la crisis sanitaria: las personas mayores, que han pasado gran parte del confinamiento en soledad y, aún hoy, tiene miedo a salir a la calle o hacer vida normal. «Cuanto menos salen, más facultades pierden y el envejecimiento se acelera», recuerda Quim García de Castrillón, técnico de implantación de programas de la OSMIB.

Otro colectivo que más sufrirá las consecuencias de la pandemia es el de las personas en riesgo de exclusión. Expertos de la Oficina de Salud Mental, Cort y del IMAS detectaron durante el confinamiento que de los 400 sintecho que fueron alojados en albergues y polideportivos, la mayor parte sufría alguna enfermedad mental, adicciones de algún tipo y 80 presentaban algún trastorno grave. «Gracias a la pandemia hemos descubierto que en nuestras calles tenemos un hospital psiquiátrico. Por eso hemos formado un equipo de psicólogos para trabajar exclusivamente con la población más vulnerable de Mallorca», señala Oriol Lafau.

Sobre los más jóvenes, los expertos de la OSMID advierten de un posible aumento del consumo de tóxicos «ante la falta de alternativas de ocio o satisfacción personal causadas por la restricciones de la COVID-19», dice Quim García de Castrillón.

Refuerzo

Nicole Haber, responsable del Observatorio del Suicidio, apunta a que se está trabajando en una mejor coordinación con los centros escolares de la Comunitat a la hora de detectar y actuar en casos de problemas de salud mental relacionados con menores, así como la ampliación de las Unidades de Atención y Prevención del Suicidio (APS), ya presentes en los hospitales de Inca, Son Llàtzer y Son Espases, a las islas de Eivissa (desde octubre) y Menorca (en noviembre).

Además, la Oficina de Salud Mental de Balears ha reforzado también su equipo en las Islas con nueve trabajadores más; prepara una herramienta de tratamiento terapéutico online con la UIB, a la vista del buen resultado que la teleconsulta tuvo durante el confinamiento; y mantiene el teléfono de atención al personal sanitario.