La vaca de la reina es una adaptación de la raza friburguesa. | CARME FONTESTAD

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La vaca de la reina ya es de manera oficial una nueva raza bovina, diferenciada y con un registro genealógico. El Butlletí Oficial del 1 de octubre publicó la Orden de la Conselleria d'Agricultura con la que se reconoce esta raza autóctona, que en la actualidad cuenta con medio centenar de ejemplares en Balears.

Ocho fincas en Menorca y una en Mallorca –la del agricultor ecológico Antoni Feliu, de Son Ajaumeu Nou– cuentan con animales de vaca de la reina. Según describe Miquel Taltavull, presidente de la Associació de Ramaders de la Vaca de la Reina de Menorca, «se trata de un animal rústico, longevo, adaptado a la Isla» y a sus pastos, por lo que gracias a una alimentación fundamentalmente natural ofrece leche y carne de calidad. No puede eclipsar a la vaca frisona en cuanto a producción láctea, pero se considera ecológica y buena para diversificar la actividad.

Su población ha crecido poco a poco. Hace dos años, en 2018, solo había 15 vacas de la reina y ahora se superan las 50. «Esperamos que vayan en aumento», afirma Taltavull.

La asociación y los técnicos de los Servicios de Mejora Agraria del Govern se han empleado a fondo para lograr el reconocimiento, la selección genética y la creación de un banco de esperma. Y es que no es fácil el recorrido para que se reconozca una nueva raza bovina en el marco de la Unión Europea. Las normativas a cumplir son numerosas y exigentes, asegura Taltavull, «pero lo hemos conseguido», declara ilusionado.

Este paso adelante supone también abrir una puerta para acceder a ayudas públicas y lograr que aumente la cabaña. Taltavull afirma que cada vez más los jóvenes payeses se interesan por criar este bovino.

El origen

Una base de los genes de la vaca de la reina procede de la extinta raza friburguesa. Las reses existentes en Menorca, y también en menor medida en Mallorca, proceden de una colección originaria de bovinos con una base genética importante de una raza ya extinta, la friburguesa. Su origen está en Suiza, y en ese país se dieron por extinguidas en 1975.

En Menorca perduran. Su entrada en la Isla se remonta a 1863, cuando la reina Isabel II, tres años después de visitar la Isla, regaló y envió varios ejemplares de la raza friburguesa que procedían de la granja real, y que más tarde se mestizaron con las que ya había en estas tierras.