El sector comercial de Mallorca se prepara para un otoño y un invierno con pocas ventas y la contrataciones por los suelos. La dinamización durante la temporada navideña también puede verse afectada por la incertidumbre. | Jaume Morey

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Cierre de negocios, trabajadores en ERTE, pocas contrataciones durante la campaña de fiestas y una dinamización navideña lastrada por la nueva normalidad de la COVID, así como la falta de entendimiento con algunas instituciones, marcarán el calendario durante los próximos meses para el sector comercial de Mallorca.

«Lo peor está por venir». Así de contundente es Antoni Gayà, presidente de Afedeco. Aunque es reticente a hablar de una cascada de cierres de comercios en Mallorca, no duda de que con el panorama de incertidumbre en el que vivimos, muchos tendrán que bajar la persiana de forma definitiva. «La ampliación de los ERTE ha sido un balón de oxígeno para muchos negocios. Si no se hubiera producido este anuncio, calculábamos que en el peor escenario posible entre un 40 o un 50 % de los negocios de la Isla estaban condenados al cierre», vaticina Gayà.

A medio gas

Las previsiones para la campaña de Navidad, que da su pistoletazo de salida con el Black friday (27 de noviembre) y se alarga durante las cinco semanas siguientes, tampoco son mejores. «Ayudaba a salvar los muebles a muchos negocios que subsistían gracias a las ventas del verano. Pero con una campaña estival tan floja, no hay ahorros de donde tirar, y las contrataciones de refuerzo se resentirán», recuerda el líder de Afedeco, que agradece el apoyo constante del Govern, pero lanza un dardo al Ajuntament de Palma: «A día de hoy no hay nada cerrado, y somos los comerciantes los que vamos a tener que tirar del carro para dinamizar Palma durante la Navidad».

La planificación Cort durante estas fiestas pasa por un encendido de luces sin aglomeraciones y espectáculos en diferentes barrios para que no haya un único punto, «y que la mayor parte de la gente lo vea desde casa», explicaba hace unas semanas Alberto Jarabo, concejal de Participación ciudadana y portavoz del consistorio, en rueda de prensa. Lo mismo con la Cabalgata de Reyes, que contará con un menor número de carrozas, así como un recorrido simplificado y por calles más anchas. Pero si esto sucede, restauradores y comerciantes no podrán aprovechar los días donde la caja se llenaba habitualmente.

Ante semejante panorama, hasta las tradicionales actividades de ocio que se organizan en Ciutat penden de un hilo. La pista de hielo, que se instala en diciembre en el Parc de ses Estacions, no podrá ser de agua helada este año por la normativa COVID, así que se suplirá por una del gel sintético que saldrá del bolsillo de las patronales del pequeño comercio. «Y no sabemos qué aceptación tendrá. Si fracasa, nos comemos el gasto», lamenta el presidente de Afedeco. Otro tanto con los tres trenecitos que recorren Ciutat durante las fiestas. Al coste del alquiler de 9.000 euros hay que sumarle la decoración, personal para manejarlo y un equipo de limpieza después de cada viaje. Y el aforo por viaje estará reducido al 50 % por el coronavirus. «Eso en el mejor de los casos. Porque si la pandemia se recrudece, Salut podría negar el permiso y los comerciantes habríamos pagado para nada. Todavía estamos estudiando la viabilidad», dice Toni Gayá. Asimismo, lamenta que la petición que hicieron al Consistorio de centrar el mercadillo navideño de la Plaça d’Espanya en productos de artesanía y gastronomía propias del Mediterráneo haya caído en saco roto porque ya se había renovado la concesión con la empresa que lo gestiona. «Solo pedimos una buena predisposición a Cort, como sucede con el Ejecutivo balear. Debemos trabajar todos a una. Si la campaña de Navidad no se lleva a cabo, nos arruinamos», advierte el presidente de Afedeco.