Antoni Morante, en su despacho de la dirección general de la Conselleria d’Educació. | M. À. Cañellas

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Antoni Morante es el director general de Planificació, Ordenació i Centres de la Conselleria d’Educació, Universitat i Recerca. Se enfrenta, como él dice, «al inicio de curso más complicado en mis 30 años de profesión, en un escenario que no hubiera imaginado nunca». Todas las miras están puestas en el inicio de curso y, por debajo del conseller, Morante es el máximo responsable.

Hay quien habla de retrasar el inicio de curso.

—Mantenemos el inicio para el 10 de septiembre. De momento no hay cambios, pero, evidentemente, analizamos la evolución de la situación. Para aplazar el inicio de curso, la Conselleria de Salut debería manifestarse en ese sentido desde el punto de vista epidemiológico. En cualquier caso, el retorno a las clases será progresivo, con unos máximos de 150 alumnos por día y de 10 días lectivos para culminar el proceso de incorporación a los centros.

Y hay padres que no quieren llevar sus hijos al colegio.

—Hay que preservar el derecho a la educación y llevar los niños al colegio es una obligación. Estamos hablando de derechos de los menores, incluyendo el de la alimentación. Hay alumnos que, sin el comedor escolar, no tienen garantizada una alimentación adecuada cada día. Los riesgos están controlados al máximo posible, teniendo en cuenta que el riesgo cero no existe, ni dentro ni fuera de los colegios, pero los centros educativos serán uno de los espacios más seguros de nuestra sociedad. Dicho esto, entiendo la preocupación de algunos padres, pero prevalecen los derechos del menor. En caso de enfermedades graves o una valoración médica de vulnerabilidad frente al coronavirus, sí se puede establecer que un determinado alumno no vaya al colegio, con el apoyo domicilario y telemático necesario.

Existe la posibilidad de que se ordene un confinamiento, aunque sea parcial.

—Sí puede haber confinamientos en determinadas zonas, barriadas o municipios, pero los centros se han organizado para poner en marcha de nuevo la enseñanza telemática en cualquier momento, a diferencia del pasado mes de marzo, cuando hubo que hacerlo sin tener nada preparado. Dispondremos de 7.000 chromebooks -dispositivos digitales- para garantizar la enseñanza telemática a todos aquellos alumnos que no dispongan de los medios tecnológicos para ello.

¿Está solucionada la disponibilidad de espacios en los centros?

—Unos 50 centros han dicho que necesitan más espacios para el escenario de semipresencialidad. Básicamente hemos gestionado esta demanda con los ayuntamientos: bibliotecas, salones de actos, espacios socioculturales, antiguos colegios destinados a otros usos y, en el caso del tiempo de patio, plazas y calles cerradas al tráfico y adyacentes a los centros. También cabe la posibilidad de aprovechar hoteles y centros parroquiales. Además, dispondremos de entre 20 y 25 aulas modulares, de las que 10 ya están colocadas. Puede ser que algún caso de aula modular no llegue a tiempo al inicio de curso. De cualquier modo, prácticamente todos los problemas de espacio estarán solucionados el 10 de septiembre.

¿Cómo quedarán las ratios?

—Las ratios medias quedarán por debajo de los 20 alumnos por grupo y en Secundaria incluso podrían ser inferiores a 15. De la misma manera, se pueden dar casos, no muchos, de ratios superiores a 20, pero serán viables si se mantiene la distancia de seguridad. Los centros concertados tienen ratios más altas, pero creo que será posible la presencialidad generalizada hasta 2º de la ESO y que no será necesario ningún caso de semipresencialidad en Primaria. Si hubiese algún caso imposible de presencialidad en Primaria, como excepción, deberá ser aprobado por el consejo escolar y contar con un informe de Inspecció Educativa. Ahora mismo, no tenemos constancia de ningún centro que haya pedido semipresencialidad por debajo de 2º de la ESO.

Los sindicatos se muestran muy críticos y la UOB incluso ha convocado una jornada de huelga.

—Los sindicatos deben reclamar lo que consideren justo, pero creo que no se valora el esfuerzo que hace la Conselleria en una situación económica dramática por la caída del turismo. Hemos contratado 458 profesores en una primera fase y otros 102 en una segunda. El 85 % de los primeros 458 ya se incorporaron a sus centros el pasado 1 de septiembre. Y el 100 % de todos ellos estarán operativos el 10 de septiembre. Hay comunidades que anuncian muchos profesores, pero todavía no han contratado a nadie. Y otras comunidades cuentan las sustituciones como contrataciones. Nosotros no las contamos. Por todo ello, considero que, respetando el derecho a la huelga, no está justificada. También se ha dicho que no negociamos, cuando desde junio hemos mantenido multitud de comisiones, reuniones, mesas y consultas.

¿Teme que algún positivo o brote en un centro genere un nerviosismo desproporcionado?

—La situación es muy complicada, pero a la vez está muy controlada. Nadie tiene certezas en ninguna parte del mundo, pero por ello cada uno tiene que ser responsable de sus actos. Hay que dar información y hacer pedagogía con las familias. Seguro que en la Conselleria hemos cometido errores, pero el esfuerzo ha sido inmenso. Es muy probable que se den positivos en los centros, como se ha visto en otros países, pero los protocolos a seguir son claros en cuanto a cuarentenas, pruebas y rastreo de contactos estrechos. El principal problema es el ato nivel de contagios.

¿Preocupan especialmente los más pequeños de Primaria?

—Está claro que los más pequeños no pueden estar todo el tiempo en casa. En su caso, la enseñanza telemática es más complicada. Y en contra de lo que se dice, podrán acostumbrase perfectamente a llevar las mascarilla.