La irrupción del virus y el desplome del turismo ha dejado a muchos de estos residentes sin trabajo | ARCHIVO

TW
48

Mallorca ha dejado de ser destino dorado de alemanes y británicos en busca de una residencia con buen clima y una situación económica despejada. Tras años, incluso décadas en la Isla, muchos de ellos están emprendiendo el regreso a casa a causa de la pandemia. Se trata de una clase media y trabajadora, alejada del tópico del extranjero adinerado e inversor que se mueve en los círculos del lujo.

Problemas económicos con el cierre de sus negocios, la preocupación por la salud de las familias que han dejado en su país de origen, el contar con una edad avanzada, el alto precio de la vivienda y la posibilidad de contar con más ayudas en su país ha hecho que muchos residentes foráneos se hayan decidido a hacer las maletas, sobre todo en las últimas semanas.

El grupo de Facebook Auswandern nach Mallorca (Emigrar a Mallorca) cuenta con 16.934 miembros y en los últimas semanas se ha llenado de post de alemanes y austriacos que se están planteando la mudanza internacional, «una pena después de haber cumplido nuestro sueño», dice uno de los participantes.

La irrupción del virus y el desplome del turismo ha dejado a muchos de estos residentes sin trabajo o han tenido que echar la barrera a sus negocios. Sin acceso a ayudas, la mudanza parece la única solución y muchos cuentan la cantidad de facilidades con las que cuentan en Alemania en contraste con España.

Retiro

Doris Kirch está al frente de este grupo de Facebook de alemanes (que también incluye a austriacos y suizos) que se planteaban venir a la Isla a vivir y a trabajar, como una especie de sueño dorado germano por cumplir. «Muchos tienen que cerrar sus negocios y locales. Siempre que se van es por la falta de dinero, muchísimos son autónomos. Los hay que quieren venir, pero en los casi veinte años que llevo en Mallorca veo la situación cada vez más difícil aquí».

Una opinión compartida por muchos centroeuropeos. «Muchos extranjeros tienen que abandonar la Isla por motivos económicos. Los alquileres son altos y la situación laboral es difícil debido al coronavirus», dice Silvi Hirm, agente inmobiliaria austriaca que ha vuelto a su país pero que piensa volver en breve. «Los extranjeros adinerados se quedan e incluso muchos ricos están comprando más ahora con la crisis: quieren invertir su dinero por temor. Pero hay una clase media que tiene que irse. No pueden pagar los alquileres», añade Hirm.

Los británicos no están exentos de esta marea migratoria a la inversa. Después de vender todas sus propiedades y cerrar sus negocios, muchos de ellos dedicados al sector turístico. «Llevamos 17 años en Cala d’Or. Hemos tenido varios negocios, hemos pagado autónomos e impuestos. Mañana cerraremos Wave Bar después de estar sin turistas, sin pasillos aéreos... Nunca hemos pedido ayudas y estamos orgullosos de residir aquí pero solo hemos podido abrir cinco semanas. ¿Dónde está la ayuda a las empresas turísticas?», se preguntan Allison y Michael Holland, que advierten que «tenemos amigos que han perdido sus negocios».

Jackie Codd, responsable de la ONG Age Concern, va más allá: el hambre se ha instalado entre algunos jubilados británicos. El sueño dorado se ha vuelto pesadilla y Mallorca ahora solo está al alcance de unos pocos.

Jackie Codd l Responsable de Age Concern

Hace cincuenta años vino a la Isla para trabajar un año y ya lleva medio siglo. Jackie Codd se casó con un español y ahora disfruta de sus nietos. Tras jubilarse se puso al frente de Age Concern, una ONG que presta ayuda a angloparlantes en apuros. «Suelen ser mujeres muy mayores que no habla castellano ni catalán. Ahora tienen problemas de salud. Se han quedado viudas y con el coronavirus hemos tenido que darles alimentos», dice Codd. Lo que parecía un retiro dorado hace veinte años, ahora es una jaula para estas ancianas británicas. «Se han ido muchos, pero para otros es complicado volver al Reino Unido, ya que el gobierno británico piensa que se marcharon por su propia voluntad. Para volver tienen que pasar muchos requisitos para conseguir la residencia», señala Codd.

Silvi Hirm l Agente inmobiliario

Llegó a la Isla hace tres años con su hijo y hace tres semanas decidió volver a su Austria natal para confinarse con su madre. «Pero volveremos a Mallorca cuando empiece el curso. Nuestra vida pertenece a la Isla», dice Hirm.

Muchos de los amigos de Hirm han regresado a sus países de origen. «Mi mejor amigo regresa a Alemania, al igual que algunos de los amigos de la escuela de mi hijo», señala.
Para volver a Austria «vendí mi coche, y renuncié a mi piso y a mi trabajo. No podía permitirme el alquiler en Illetes y ahora viviré en Santa Ponça», explica esta austriaca que ve como aún tiene trabajo en el mundo inmobiliario insular.

Aquellos que se van «no tienen casa en propiedad. Solo alquilar porque los precios de venta se mantienen muy altos».

Doris Kirch l Consultora de emigrantes

Doris Kirch trabaja asesorando a extranjeros para gestionar su llegada a la Isla, y gestiona desde el NIE y les busca clases de castellano. Ahora está ayudando a sus compatriotas a volver a su país. «Es verdad que recibo muchas consultas de alemanes que quieren venir a la Isla a vivir después del virus, porque piensan que hay trabajo y hay locales vacíos. Pero la red de ayudas sociales y laborales no es la misma que hay en Alemania», dice Kirch.

Entre los que ya se han ido hay hosteleros, doctores, abogados o fisioterapeutas. «Me piden consejo sobre si seguir aquí viviendo de ahorros pero les digo que esperar no es la solución», afirma.

Con 18 años de residencia en la Isla, ahora ve como muchos de sus amigos «cierran los negocios, están enfermos y tienen depresión».

María Garau l Abogada y agente inmobiliaria

Es la otra cara de la moneda. María Garau es abogada y propietaria de la agencia inmobiliaria Home Concept Mallorca. «Mi secretaria es alemana y lleva veinte años en la Isla, quince trabajando conmigo. Ya ha dicho que se vuelve a su país», dice con pena Garau.

Si antes pedir el regreso a Alemania suponía un plazo de una semana de papeleo, «ahora hay tanto atasco en los trámites que hay que esperar un mes. Muchos se van porque el negocio se ha ido al garete y allí tienen más ayudas. Les ayudan con diez meses de alquiler, colegio gratis, ayudas por niño, el pago de la mudanza...», relata Garau. Con una edad media de 45-50 años y con niños pequeños, están dejando los colegios internacionales. «La clase media alemana está de alquiler en casas de la Part Forana», añade.