Toma de temperatura. Una enfermera toma la temperatura a uno de los actores. | Jaume Morey

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Hace dos días –este sábado se cumple el que hace 63 desde que se declaró el estado de alarma– que se advierte un gran ajetreo en un tramo de la calle Joan Miró de Palma: cámaras, furgonetas, focos, grúas y un inusual movimiento. Es un rodaje. El primero que se realiza en Mallorca, y posiblemente en España, desde que el BOE publicó hace una semana la orden del ministro Salvador Illa que establecía las «condiciones en las que deben desarrollarse la producción del rodaje de obras audiovisuales».

La calle habrá quedado totalmente despejada este sábado. Todo empezó el miércoles cuando un grupo de gente se sentó en una de las mesas de la terraza del bar Tropical. Llevaban camisetas con dos números, un 24 y un 7, e informaron al propietario del bar, Pepe Vidal, que tenían una grabación la mañana siguiente y que habría «un poco de movimiento». Pepe, más allá de la curiosidad, es una tumba como todo barman que se precie. Lo que se escucha en un bar (aunque sea en la terraza), dentro se queda.

Sus reservas para hablar, incluso para despistar, no tienen nada que envidiar a la «confidencialidad» a la que aluden quienes están participando en el rodaje de la productora (de ahí los números de las camisetas) Twentyfour Seven y cuyos resultados se verán «en una semana». Que alguien del equipo vaya en la mano con un sobre con el nombre de la calle, el número de esa calle y una anotación que pone «anuncio pandemia», da pie a imaginar de qué se trata.

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Un miembro del equipo trabajando en una de las localizaciones de la grabación.

Pero ni esa ‘pista’ anima al equipo a explayarse sobre el asunto. Lo único que queda claro (la clientela de la terraza contempla el ir y venir, se hace su composición de lugar y cuenta lo que ve) es que es un rodaje inusual en el que cuesta distinguir qué parte de lo que está ocurriendo forma parte de la realidad y cuál no. Por ejemplo, que una enfermera (es una enfermera real y no una actriz) tome la temperatura en la calle con un termómetro con forma de pistola.

Más allá del BOE

Los rodajes de la ‘nueva normalidad’ obligan a tomas de temperatura constantes y a que, ante cualquier duda, prime lo que decida Sanidad. Ese Ministerio se convertirá en ‘coautor’ de la mayoría de producciones de la nueva era.

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«Queremos dar ejemplo, queremos que la producción se active y vamos más allá de lo que establece el BOE», acepta comentar alguien con la condición (otra vez) de guardar la confidencialidad. Sólo falta un detective.

Cada cual opina sobre lo que ve. Es difícil hacer como si no pasara nada cuando lo que se ve en la calle parecen secuencias de una película distópica. No sólo por el uso de termómetros-pistola sino por los patucos de plástico y las mascarillas que llevan quienes van y vienen.

Al menos 10 técnicos y ocho actores y actrices se mueven por la zona. Para el casting previo también se recurrió a tecnologías que permiten la comunicación a distancia, aunque todo el personal (y eso se desprende de una simple inspección ocular) pasa las pruebas que exige la nueva normativa. Alguien se fija en un titular de Ultima Hora, ‘Arranca White Lines, la serie rodada en Mallorca’ que protagoniza la actriz británica Laura Haddock».

Ese ‘alguien’ también colaboró en ese rodaje pero tampoco quiere dar detalles ya que de las localizaciones se encargó una productora diferente a la que colabora en el rodaje de esa calle de El Terreno.

Llega la hora del bocata y dos mujeres cruzan con dos bandejas. No ha habido que interrumpir el tráfico pero sí se ha acotado parte de la zona de aparcamiento para las furgonetas. «Estamos rodando, perdonen las molestias», indican carteles en castellano e inglés.

El grueso del rodaje transcurre en el interior de un edificio. La vida interior marcó la primera parte del estado de alarma. Y también se reflejará en la primera producción ‘pos’.