Los grandes cruceros ya no atracan en Baleares. | Peter Smiatek

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Los niveles de dióxido de azufre (SO2) en el puerto de Palma han caído, de media, un 42% en el puerto de Palma con las restricciones al tráfico por el estado de alarma, según datos de la Autoridad Portuaria de Baleares (APB).

El jefe de Medio Ambiente, Innovación y RSC de la APB, Jorge Martín, ha destacado que la situación que se ha producido supone una oportunidad única para este análisis. Comparando los días anteriores al estado de alarma con la semana del 16 al 22 de marzo, se observa una reducción significativa del SO2 -parámetro asociado a las emisiones de los buques- también en Mahón (-40,9%) e Ibiza (-33,4%).

Cabe matizar que las restricciones generales a la movilidad ya se aplicaban el 16 de marzo pero el cierre del espacio marítimo de Baleares -excepto para buques de mercancías- no entró formalmente en vigor hasta el 19. Por este motivo, la bajada de las emisiones en los puertos podría ser incluso mayor cuando se examinen los datos de los próximos días.
En Alcúdia el descenso ha sido más moderado y en La Savina, donde se permiten tres trayectos de ida y otros tres de vuelta con Ibiza al día, no se aprecia variación.

Desde la APB han resaltado también que, en Palma, además, los sensores ubicados en zonas de mayor actividad portuaria son los que han detectado mayor caída en las emisiones de SO2.

En cuanto al óxido de nitrógeno (NOx), más vinculado al tráfico rodado, los niveles medios han descendido especialmente en Palma (-31%) e Ibiza (-24,7%), y algo menos en Mahón (-6,4%), donde el puerto no cuenta con un paseo marítimo que lleve aparejado tráfico de coches. Por el contrario, estas emisiones han aumentado en Alcúdia (11,2%) y La Savina (12,4%).

También se han constatado descensos «muy importantes» en los niveles de ruido en los puertos, con una diferencia de casi 11 decibelios en Palma y casi diez en Ibiza, y hasta 16 y 15 en Alcúdia y La Savina. Martín ha apuntado que aunque puedan parecer variaciones pequeñas, debido a que el ruido se mide en escala logarítmica, estas reducciones de ruido representan descensos muy significativos en el ruido medido en el puerto.

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Desde la APB han incidido en que, al margen de la caída debido a las restricciones por el estado de alarma, en circunstancias normales los puertos de las Islas cumplen los parámetros establecidos en cuanto a contaminación.

Por su parte, el Govern balear también analizará el impacto que ha tenido el frenazo de la actividad económica sobre la calidad del aire de Baleares, a través de los datos de su red de vigilancia, que cuenta con 21 estaciones.

En los primeros días de restricciones, las estaciones del Govern todavía no han detectado una variación significativa, aunque sí cierto descenso en la contaminación, según ha explicado el director general de Energía y Cambio Climático del Govern, Aitor Urresti. Urresti ha aclarado que la calidad del aire en Baleares es en general buena y no hay un problema vinculado al tráfico rodado. «Palma no es Barcelona ni Madrid», ha apostillado.

La ubicación de las estaciones también puede explicar la escasa variación en las mediciones. Así, la estación que se encuentra en Foners, en un punto en el que se cruzan varias calles y hay paradas de autobús, ha notado algo más el cambio. «A primera vista sí que hay valores más bajos, aunque todavía no tenemos datos suficientes como para hacer una estimación», ha precisado Urresti, que ha añadido que el episodio de polvo africano que ha experimentado Baleares recientemente también distorsiona la lectura de los datos.

El director del Laboratorio Interdisciplinar sobre Cambio Climático (LINCC) de la Universitat de les Illes Balears, Damià Gomis, ha pedido distinguir entre las emisiones dañinas para la salud -las referidas a la calidad del aire- y aquellas responsables del cambio climático.

En este sentido, el catedrático de Física ha apuntado que el parón económico afectará a las emisiones contaminantes pero no tendrá una gran incidencia sobre el cambio climático, ya que el problema del CO2 es «acumulativo». «Lo que afecta al clima no es tanto lo que emitimos en cada momento sino lo que vamos acumulando en la atmósfera. Sencillamente estaremos acumulando a un ritmo algo menor», ha puntualizado.